Dago García: odiado por la crítica y amado por el rating y la taquilla

Dago García: odiado por la crítica y amado por el rating y la taquilla

Este creativo director de cine y televisión ha demostrado tener el éxito de atrapar a los televidentes y de llenar salas de cines como con su más reciente película “Uno al año no hace daño”

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enero 08, 2015
Dago García: odiado por la crítica y amado por el rating y la taquilla

Cuentan los asistentes a un exclusivo evento en uno de los clubes más encopetados de Bogotá que una vez Dago García, con algunos tragos de más, al ver que el libretista Fernando Gaitán entraba al lugar no le importó robarse toda la atención al lanzarle un madrazo a modo de bienvenida y luego atravesar por entre la gente para abrazarle mientras le agradecía por ser la única persona con la que verdaderamente contaba en la vida. En el medio de la televisión colombiana se habla mucho de una supuesta rivalidad que hay entre los dos libretistas, sin embargo no hay cosa más distante de la realidad que lo anterior pues aunque en Colombia el éxito de un canal significa el fracaso del otro, entre los contados amigos verdaderamente entrañables que tiene el papá de Betty la fea se encuentra el actual Vicepresidente de Producción del Canal Caracol.

En efecto, quienes lo conocen cuentan que Dago es una persona extremadamente fiel a sus amigos a quienes cuida como si fueran sus más preciadas joyas, siendo estos los mismos de toda la vida. No menos entregado dicen que es con su trabajo pues recordemos que este hombre es el único cineasta colombiano que se da el lujo de estrenar una película cada año. Dago García es quizá una de las pocas personas en este país que está involucrado en la producción de televisión, cine y teatro de forma paralela, gozando de éxitos en los tres medios. En las tablas las obras que llevan el sello de Dago García Producciones también arrasan con la boletería, siendo éstas comedias que dan la sensación al público de estar viendo Cartoon Network en vivo y en directo.

Al analizar la obra de Dago encontramos que ésta se centra en el colombiano clase media-baja y cómo él mismo ha reconocido, busca generar empatía entre la gente por medio de la identificación “Yo siempre pongo el ejemplo de la fórmula 1. Aquí nadie sabía de Fórmula 1 hasta que apareció Juan Pablo Montoya, un tipo supremamente colombiano, primero porque se apellidaba Montoya, segundo porque siempre quedaba segundo, tercero porque nunca tenía la culpa de nada y cuarto porque manejaba como manejan los colombianos. Entonces aparece él y todos se vuelven expertos en Fórmula 1 ¿Por qué? Porque cuando hubo un colombiano ahí es que hubo identificación”.

Como es apenas lógico, para que un ser humano pueda realizar todo esto en la misma vida, debe ser alguien supremamente disciplinado con su oficio y él no es la excepción. Antes de llegar a la Vicepresidencia de Producción del Canal Caracol, en sus tiempos como libretista de telenovelas como Pecados Capitales o La Saga, por las madrugadas era común encontrarlo dormido en los sofás contiguos a los estudios del canal pues no tenía problema alguno en pasar la noche escribiendo. Su obsesión con el trabajo raya en lo enfermizo y hoy día se despierta religiosamente todos los días a eso de las 5 de la mañana para que el chófer lo deje en las instalaciones del canal, tipo 7:30 cargando consigo un pequeño maletín de viajero. De él, se sabe a qué hora se despierta pero nunca a qué hora se duerme.

Al analizar su obra, tanto en teatro como en cine y televisión encontramos ambientes populares y propios del colombiano promedio. - Dago García: odiado por la crítica y amado por el rating y la taquilla

Al analizar su obra, tanto en teatro como en cine y televisión encontramos ambientes populares y propios del colombiano promedio.

No tiene miedo en ser destrozado por la crítica y por demás artistas, pues la taquilla siempre está de su lado para consolarle. Él vende entretenimiento, lo sabe, lo acepta y no tiene ningún prejuicio con ello y solo basta escucharlo hablar en alguna entrevista, ver los términos que usa, para darse cuenta de que contrario a lo que se le critica a sus películas, no se trata de un tipo para nada coloquial, al menos en el ámbito intelectual. “La industria del entretenimiento comparte con el arte una necesidad comunicacional pero se separan en su objetivo. El entretenimiento busca comunicarle a  la mayor cantidad de gente posible mientras que en el arte el objetivo comunicacional es del artista para consigo mismo, y quien se le pegue es ganancia”.

Para Dago el mayor problema que debería superar el cine colombiano es la falta de mercadeo causa de que a sus autores muchas veces se les olvide que están haciendo cine comercial pues el público paga por ver la película. Al olvidarse las cabezas de una película que están vendiendo un producto, dejan de lado las estrategias de mercadeo que son claves para el éxito de una cinta siendo esto causante del fracaso rotundo de muchos proyectos en nuestra industria nacional.

Ahora bien, hay que recordar que no todo lo que hace es un éxito. También ha tenido grandes fracasos, siendo el reality/novela –nunca supimos qué era- Buscando El Cielo el que tal vez encabece la lista. Consistía en una telenovela con un reality paralelo en dónde se escogían los actores de la producción, era algo así como Protagonistas de Nuestra Tele pero sin cuchillos ni mechoneadas y luego de tan solo dos semanas al aire, el proyecto se canceló ante lo cual Dago no tuvo problema en salir a decir en El Tiempo “La cagué”. Igualmente sucedió con La Captura, la única película por fuera de la comedia que ha hecho. “Esa película fue muy importante porque ha sido la única que unió a público y crítica; no le gustó ni al público ni a la crítica”.

Se caracteriza por andar siempre vestido en jeans, con chaqueta también de jean pasando fácilmente como cualquier otro trabajador del canal, no solo por la sencillez de su vestimenta, pues esta se hace extensiva al perfil que maneja al caminar por los pasillos de Caracol, saludando siempre hasta al último de los practicantes. Igualmente cuentan que de su personalidad sobresale la timidez propia de los grandes genios, que en su caso no se confunde con petulancia. También es un hombre sumamente creyente, fiel devoto de una iglesia al sur de Bogotá. Por los tiempos en los que se estrenó la primera temporada de la selección se iba a rezar junto con Asier Aguilar, productor de la serie, a encomendarle a Dios el éxito del proyecto. Sobra anotar que sus plegarias fueron escuchadas.

Lo cierto, es que tras cada fracaso se levanta y emprende otro proyecto habiendo aprendido una lección. No es un hombre que crea en fórmulas mágicas pero lo más cercano a un secreto para el éxito que se le ha escuchado decir es: “Tenga la seguridad de que si a usted le gusta lo que hace es probable que le guste a más gente, pero también tenga la seguridad de que si no le gusta a usted, no le va a gustar a nadie”.

Por @enriquecart

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