Hace unos días, privilegiando el sector económico, el gobierno central decretó el “retorno a la normalidad” después de varios meses de “confinamiento”. Aunque hasta el momento no hay ninguna vacuna frente al COVID-19, dado el decrecimiento de la gran mayoría de los indicadores socioeconómicos, se tomó la decisión de “sálvese quien pueda”.
El presente escrito es la recopilación de frases y alegorías que utilizan las personas en promedio para no regresar a la normalidad o los que emocionados por estar confinados buscan retornar.
- “No puedo regresar porque tengo un amigo o familiar con prescripciones médicas”. Aunque antes de la pandemia, en la oficina, por lo general, no sabían que se hacía cargo de alguien.
- “Me siento fatigado y cansado”. Le preguntan los de talento humano: ¿usted no había reportado esto?”. Es que cuando subo las escaleras me canso”.
- “Vivo en un apartamento pequeño con mis hijos. ¿Quién los cuidará cuando regrese al trabajo?”. No es responsabilidad del empleador.
- “Es irresponsable regresar al trabajo”. Aunque sale los fines de semana y se reúne con sus familiares y amigos.
- “Gracias a Dios me recupere del COVID-19”. Se le olvida el esfuerzo faraónico de los médicos y las enfermeras que trabajan con las uñas.
- “El COVID-19 ha ratificado que los profesores no hacen nada”. No obstante, el rostro y la voz de la persona que dijo esto no pregona los insultos, las rabietas y la nula pedagogía cuando trata de enseñarles a los hijos.
- “Las iglesias y las bodegas de los cristianos no han contribuido frente a la pandemia”. ¡Un hecho consumado! Por eso no se ven pastores ni curas en hospitales salvando con milagros.
- “Los políticos no sirven para nada”. ¡Total! Además de apoyar solo a los grandes capitales en detrimento de las pymes y sobre todo sus intereses políticos, los “representantes del pueblo” lo único que han hecho es mejorar sus salarios.
- “Yo no me pongo el tapabocas. Eso no sirve para nada y me brota la cara”. El confinamiento, lavarse las manos y el tapabocas son las únicas estrategias para poder combatir el COVID-19 hasta el momento.
- “Por culpa del COVID-19 no tuve fiesta de grado, cumpleaños, etc”. Gente que todavía se cree centro del mundo y no ve más allá de sus simplezas como humano.
- “La policía no nos protege”. Se ratificó que los policías y los militares siguen siendo instrumento de terror de una finca llama “Estado colombiano”.
- “Los vecinos se odian”. Al estar confinados se ha tenido que interactuar con los vecinos, evidenciando lo precario del tejido social colombiano.
- “Estoy más gordo desde que inició la pandemia". ¡Es claro! Estar confinados ayuda a que se abra el apetito.
- “Se me ha triplicado el trabajo”. ¡Total! Al no diferenciarse claramente las horas laborales con las horas sociales. Esto ha generado un aumento creciente en el trabajo; sin olvidar que todavía existen empresarios que creen que calentar silla o estar todo el tiempo en reuniones es ser eficiente y productivo.
- “Casarse sale más barato ahora” ¡Claro! Con las pocas restricciones que hay en este momento persiste todavía la norma de no reunir muchas personas. Por consiguiente, al haber menos invitados se reducen los gastos.
- “Los psicólogos no sirven”. Esto lo dijo con palabras más simples la vicepresidenta de Colombia. ¡Todo lo contrario! Según estudios de la OMS y Cepal sostienen que son imperativos profesionales de esta índole para poder sopesar los efectos del confinamiento, el miedo al contagio, etc.
Evidentemente falta mucho para poder decir que retornaremos seguros a nuestros ambientes laborales. Sin negar la importancia de la reactivación económica en un país donde la gran mayoría de los indicadores socioeconómicos antes de la pandemia estaban muy bajos o en sendas negativas y ahora más con los problemas que trajo el el COVID-19.
