El primero en llegar fue el Presidente Uribe en compañía de Nubia Estela Martinez presidenta del partido Centro Democrático a quienes recibió el senador liberal barranquillero Mauricio Gómez Amín en el primer piso del hotel de la Ópera de Bogotá, a pasos del Capitolio Nacional .
Hablaron cerca de veinte minutos sobre el proceso para elegir Contralor. Gómez le insistió a su colega, el senador Uribe, que la mejor opción para el cargo era Felipe Córdoba y Uribe sin decir no, pero tampoco si, planteó los panoramas complejos que tendrá quien ostente ese cargo a partir de Septiembre próximo .
Luego llegó el Presidente Pastrana junto con su amigo Camilo Gómez y del senador David Barguil quien ahora lo acompaña a todos los eventos y por último apareció de afán el Presidente César Gaviria . Los tres se saludaron como lo que son, viejos amigos aunque no aliados.
Rápidamente subieron al segundo piso del hotel donde abrieron para ellos el salón Venecia, en un sillón y dos poltronas de cuero se acomodaran 16 años de poder en Colombia .
Afuera se quedaron los escuderos Gómez, Martínez, Barguil y Gómez hablando del tema del momento, la elección del contralor .
José Martínez, el mesero que atendió la reunión entró en tres tres oportunidades con tres tintos y tres vasos con agua, dosis que repitió tres veces durante dos horas .
Desde afuera se escuchó hablar de la agenda legislativa, la reforma tributaria, la política y la elección de contralor .
La inconfundible y estruendosa risa de César Gaviria se escuchó constantemente desde adentro del salón lo que indicaba a quienes estaban afuera que la reunión era cálida y relajada .
Pasado el tiempo los contertulios salieron del salón raudos y veloces escaleras abajo, el único que se quedó dando la mano a cada mesero, a cada escolta fue el expresidente Uribe quien al bajar le dijo a Pastrana y a Gaviria en su particular estilo: “Señores, los meseros del Ópera también votan” como si les censura pícaramente su acto de descortesía .
En ese momento los medios abordaron a los expresidentes en el triunvirato político más esperado del país desde el instante en que se anunció que se iba a realizar. Pero no soltaron prenda.
Luego cada uno de los ex mandatarios tomó su vehículo escoltado y desapareció por las estrechas calles del barrio La Candelaria de Bogotá con rumbo a cada una de sus sedes. La suerte de sus bancadas estaba en sus manos, como en los viejos tiempos.