Con este artículo quiero relatar una nueva amenaza que se cierne sobre la libertad de expresión y que la humanidad ya había vivido siglos atrás con la mal llamada Santa Inquisición en la Edad Media: las torturas crueles que cometían en nombre de Dios contra quienes pensaban de forma diferente, por el hecho de ser considerados por la iglesia como enemigos y supuestos herejes, y por la que se hicieron célebres personajes como Juana de Arco, Erasmo de Rotterdam, Galileo Galilei, Nicolás Copernico, entre otros (todo por el hecho de compartir sus conocimientos y sus obras desde una prospectiva científica, demostrando por ejemplo que la Tierra giraba alrededor del Sol). Esta cruel institución fue impuesta por el Papa Gregorio IX a finales del siglo XII para combatir a los valdenses, cataros y todo aquel que se apartara de la fe católica, hasta que esta fue disuelta en 1834.
Ahora bien, hoy el mundo se encuentra ante una nueva amenaza de censura como en los tiempos de la Inquisición, donde varias obras fueron censuradas y quemadas por la iglesia que porque iban en contravía de la fe y religión. Esa amenaza se llama "cultura de la cancelación", que busca silenciar por determinados comentarios y acciones, o por el hecho de atentar contra los supuestos ideales de varios grupos. Esta es otra nueva modalidad de bullying que busca atacar y descalificar los puntos de vista de otras personas, empresas, asociaciones y obras con el fin de delatar contenidos fuertes como supuestos hechos de abuso sexual, racismo, violencia (como el caso de varios personajes que muchos padres y abuelos crecieron, como la mofeta Pepe Le Pew por supuesto acoso sexual, o Speedy González por el estereotipo de los mexicanos borrachos).
Según un artículo publicado por Charles Brown el pasado 7 de marzo, que busca sacar del aire a estos personajes que no tendrán participación o sus escenas, quedarán censurados Popeye el marino, Tom y Jerry, así como las caricaturas de Hanna Barbera y los populares animes de Toei Animation, como Caballeros del Zodiaco, Dragon Ball, Sailor Moon y One Piece. Lo mismo sucedería con las obras de Shakespeare, con la escritora británica J K Rowling por supuestos comentarios homofóbicos (que fue cancelada por Twitter), o los cuentos clásicos infantiles de los Hermanos Grimm o de Hans Cristian Andersen.
La música tampoco ha estado ajena a la cultura de la cancelación, como lo sucedido con el rapero Chris Brown en 2009 por golpear a Rihanna. Pese a esto, su música sigue siendo popular. Lo mismo pasó con la banda mexicana Molotov en 2020, por la letra del tema P#t*, del álbum Dónde jugarán las niñas, sacado en 1996, que sembró polémica entre los jóvenes, por lo que pidieron que se cancelara la banda.
Si no se actúa contra esta nueva amenaza que afecta la forma de expresarnos, de pensar diferente y de compartir nuestros conocimientos y opiniones por parte de la cultura de la cancelación, la humanidad podría regresar nuevamente al oscurantismo y esto traería graves implicaciones culturales y socioeconómicas.