Israel utiliza la cínica táctica de victimizarse. Resulta que los victimarios son las víctimas. Siempre han sido las eternas víctimas del holocausto y la persecución de los nazis y ahora también masacrados por los “nazis de Hamas y la Yihad Islámica” Por supuesto, los únicos culpables de esta “sanguinaria guerra”. Así se justifican y jamás van a cambiar sus argumentos.
Que lástima ellos han sufrido tanto que hay que comprenderlos. Por eso no les ha quedado más remedio que ejercer el legítimo derecho a defenderse. Para el estado mayor de la IDF decidido a que la operación “Espadas de Hierro” cumpla con el objetivo de “aniquilar Hamas y todas las bestias enjauladas en la Franja de Gaza”
Para nadie es un secreto que EE.UU y la Unión Europea son los cómplices del genocidio llevado a cabo por Israel en Gaza y Cisjordania. Y ni siquiera disimulan su papel de sepultureros. Porque Israel es el agredido y si cae en la “refriega” (bombardeos indiscriminados) la población civil más vulnerable como niños, niñas, jóvenes, mujeres o ancianos, lo sentimos mucho porque al fin y al cabo son los daños colaterales que producen en todas las guerras.
Pero ¿acaso esto es una guerra? Porque aquí se enfrenta un ejército regular de ocupación (uno de los más poderosos del mundo) y del otro lado una milicia de resistencia dotada con un armamento ligero y artesanal (cohetes Qassam). La única ventaja de Hamas es que como ratas resisten atrincherados en una compleja red de túneles. Es un milagro que ha pecho descubierto enfrenten a uno de los ejércitos más poderosos del mundo.
Los países del primer mundo siempre tan preocupados por los derechos humanos insisten en que se proteja a la población civil inocente. O sea, que las bombas inteligentes discriminen entre buenos y malos. Y desde las tribunas de los organismos internacionales reclaman que se permita la entrada de ayuda humanitaria a Gaza: el agua, el pan, el arroz, las latas de atún y también las mortajas o los ataúdes -tan demandados en estos dramáticos instantes.
Los hospitales-panteones tampoco tienen insumos, ni electricidad y los heridos se operan sin anestesia. ¿Por qué hay que asesinar a los niños de Gaza? Porque cuando crezcan se convertirán en bombas humanas.- responden los sicarios sionistas. Ya lo advirtió Yasser Arafat en su momento que esta también es una guerra demográfica y que en el vientre de cada madre estaba la liberación de Palestina.
Las resoluciones de la ONU no se cumplen ni se cumplirán porque no hay autoridad que las aplique. Todo es inútil pues las potencias amigas del sionismo tienen derecho a veto en el Consejo de Seguridad. Aparte las resoluciones de la Asamblea General no son vinculantes y se consideran meramente simbólicas. Todos los crímenes sionistas han quedado impunes y aparentemente jamás serán juzgados.
De acuerdo a los líderes del G7, la Liga Árabe y la inmensa mayoría de los países de la ONU, la solución del conflicto árabe-israelí es convocar por enésima vez una conferencia de paz. Porque hay que insistir en la creación de dos estados con capitalidad en Jerusalén. Los más románticos rezan para que el padre Abraham reconcilie a ambos pueblos y se cicatricen rápidamente las heridas de un pasado truculento. Y que juntos como hermanos compartan la misma Tierra Santa para que reine la paz y el amor.
Solo son ensoñaciones teológicas porque aquí lo que se impone es la fuerza de las armas o los hechos consumados. Primero el gobierno de Israel tendría que convocar un referéndum entre sus ciudadanos para rubricar un tratado de paz. Algo poco probable pues resulta que el 85 % de la población hebrea se muestra contraria a la creación de un estado palestino independiente. Por mandato divino y según las sagradas escrituras la tierra prometida es solo para los judíos.
Por algo han construido un muro de concreto y alambre de púas o concertinas de 800 kilómetros de longitud (a los que hay que incluir los 65 kilómetros de la franja de Gaza) para demarcar perfectamente sus fronteras. Cisjordania y Gaza son "bantustanes" en el marco de las políticas segregacionistas y fuente de mano de obra barata que explotan a destajo.
Ya han pasado 75 años de la Nakba y nada ha cambiado a pesar de todas las resoluciones de la ONU que obligan a Israel a retirarse de los territorios ocupados y reconocer a un estado palestino. Pero Tel Aviv jamás las han cumplido, ni nadie les ha obligado a hacerlo.
No es difícil imaginar que dentro de 75 años se consolide por completo el proyecto de los ultranacionalistas sionistas de expulsar a todos los árabes de Gaza y Cisjordania -“árabes” es como denominan los judíos a los palestinos porque les han despojado hasta de su propio gentilicio. Los rabinos repiten sin cesar: “EL pueblo palestino es una ficción, los verdaderos dueños de tierra santa son los hebreos”
Los árabes (palestinos) son unos extranjeros y si se quieren salvar que se conviertan en un protectorado de las Naciones Unidas (en algún lugar de Europa o África) financiado por las grandes potencias, dependiente por completo de la que ayuda humanitaria y administrado por las ONGs, fundaciones y demás organizaciones de caridad católicas o musulmanas. El espíritu de madre Teresa de Calcuta se encargará de consolar a sus hijos huérfanos y afligidos. “Palestina solo será un estado viable en la realidad virtual del Metaverso”.
¿Cómo se puede hablar de paz después de lo ocurrido el 7 de octubre con la operación suicida “Diluvio de al Aqsa” para acabar “la última ocupación del planeta”? En respuesta a que los invasores planean construir en la explanada de las mezquitas el Tercer Templo de Jerusalén. Parece poco probable que Israel se siente a dialogar con sus verdugos en una conferencia de paz para solucionar este conflicto que ya ha cumplido 75 años.
La “solución mágica” tendríamos que plantearla a muy largo plazo pues pasarán muchas generaciones hasta que quizás los ilumine un rayo de esperanza en el horizonte. Tanta sangre derramada y esos profundos sentimientos de odio y venganza no se van a borrar de la noche a la mañana.
Israel está decidido no solo a exterminar a Hamas y la Yihad Islámica sino también al pueblo árabe (palestino) que lo alienta y apoya. El brutal ataque del 7 de octubre es un trauma que se quedará grabado a fuego candente en su memoria.
Solo la victoria podrá saciar su sed de venganza. En la última semana EE.UU le ha remitido más de 10.000 obuses de 125 mm y 155 mm para abastecer sus agotados arsenales. La misión es culminar lo más pronto posible la “operación especial” (genocidio) en Gaza. ¡A los terroristas hay que condenarlos a la edad de piedra y enterrarlos vivos!
A partir de la ofensiva sionista en Gaza las acciones de la industria armamentística subieron un 10% en la bolsa. Además, Israel es uno de los principales productores de armas del mundo y ha registrado en 2022 un record en sus exportaciones de 12.500 millones de dólares. Ahora tiene la gran oportunidad de experimentar las últimas novedades en armamento con los conejillos de indias en el “campo de tiro” de Gaza.
Indudablemente los mayores beneficiados tanto de la guerra de Ucrania y Rusia como el conflicto entre Hamas e Israel en Gaza es el complejo industrial-militar de EE.UU -que está en manos de los inversionistas privados. Las principales compañías son Lockheed Martin, Boeing, Raytheon Tecnologies, General Dynamics, Northrop, RTX Corp que obtienen un beneficio de 14.000 millones de dólares anuales (que ahora multiplicará exponensialmente).
La ayuda militar que le brinda EE.UU a Israel en 2023 es de 3.500 millones de dólares. Aunque para el próximo año por el peligro de que estalle una guerra en Oriente Medio se duplicará hasta los 7.000 millones de dólares. El congreso de los EE.UU ha aprobado una ayuda urgente para Israel de 14.500 millones de dólares. El lobby israelí y los sionistas cristianos están más unidos que nunca. El estado teocrático de Israel es una atalaya de la civilización occidental y se debe garantizar la supervivencia de la única democracia de Oriente Medio.
Israel viola el derecho internacional humanitario porque hasta este momento se contabilizan 11.500 muertos, un 40% niños, mujeres o ancianos (el ejército israelí los considera escudos humanos) Estas cifras tan escandalosas se deben asumir con resignación ¿cristiana? También hay que sumar los miles de heridos, y la destrucción y demolición de edificios, casas e infraestructuras básicas. A la fuerza se han desplazado 1.5 millones de habitantes hacia el sur de la franja de Gaza -¿posiblemente rumbo a la península del Sinaí como preludio de una nueva Nakba?
Pero esta masacre genocida (no es una guerra) que se está llevando a cabo en Gaza tiene unos plazos muy concretos porque las pérdidas económicas de Israel son inconmensurables. Tel Aviv ha tenido que gastarse un gran porcentaje del PIB en movilizar a sus soldados y reservistas, producir más armamento y renovar los stocks de municiones. Muchas industrias y factorías israelíes están paralizadas por la falta de mano de obra palestina.
Lo más preocupante es que el estado de alarma o de excepción aleja a los visitantes y turistas extranjeros que tradicionalmente realizan peregrinaciones a Tierra Santa. Y la mayor debacle quizás sean las fiestas de navidad que ya se pueden dar por pérdidas. Las reservas de vuelos internacionales y hoteles han sido canceladas. Los tour operadores se encuentran desesperados porque lo más seguro es que la campaña estrella de Semana Santa también se anule.
Acosados por los cuatro costados por sus enemigos islámicos del eje de resistencia (con Irán a la cabeza). A Israel no le conviene que se alargue esta espiral de inseguridad y violencia y tiene que de alguna manera alcanzar un alto el fuego con Hamas. Y eso lo intenta materializar en Qatar por medio de conversaciones secretas.
“Sin la liberación de los rehenes no habrá un alto al fuego” A cambio lo que exige Hamas es que Israel libere a todos los presos palestinos. Y este es un dilema que Netanyahu tiene que resolver o de lo contrario peligra su continuidad como primer ministro. Al final tendrá que dimitir pues sus ciudadanos lo señalan como el principal culpable del "Diluvio de al Aqsa"
Quién sabe si este conflicto se salga de control y se inicie una guerra regional generalizada que, tal vez, desemboque en una guerra mundial. Seamos sinceros lo prioritario es garantizar la seguridad de Israel para que goce de paz y tranquilidad.
La eterna crisis de Oriente Medio contribuye a la inestabilidad geopolítica a nivel mundial. Algo que las grandes potencias mundiales no pueden tolerar porque de esa zona tan convulsa provienen todos sus insumos energéticos (60% de petróleo y gas) La Unión Europea firmó un acuerdo con Israel y Egipto para trasportar gas natural al continente para disminuir así su dependencia energética de Rusia. En un futuro no muy lejano Israel será el principal proveedor de gas natural a Europa.
Cada día que pasa el poco prestigio que cuenta Israel se deteriora más y más porque se publican en las primeras páginas de la prensa internacional, en la Internet o redes sociales las monstruosas imagenes del genocidio de la población civil bombardeada o balaceada; niños quemados o desmembrados, madres agonizantes, ancianos y ancianas destripados por la metralla.
El martirio de miles de pobladores y la obscena exhibición de tan diabólicos crímenes es un grito de protesta que desesperados lanzan los palestinos para que el mundo los escuchen. Nos tememos que como es habitual desde hace tantos años tras unos meses de shock y agitación el genocidio de Gaza se olvide y pase a ser un infausto recuerdo en las marchitas páginas de la historia.
Israel necesita imperiosamente acabar de una vez por todas con esta pesadilla bélica desatada por Hamas. Netanyahu y sus halcones han caído en la trampa mortal que le tendieron unos yihadistas suicidas. En todos los ámbitos de la sociedad ronda el fantasma de la ruina económica.
El plazo no puede ir más allá de 4 meses pues se aproxima el Ramadán cuyo fervor religioso une a los musulmanes de la Umma decididos a solidarizarse incondicionalmente con sus hermanos palestinos. La mezquita de al Aqsa vuelve a entrar en la ecuación porque allí se van a desarrollar grandes protestas que caldearán aún más los ánimos y que posiblemente desemboquen en una nueva Intifada.