Los trabajadores colombianos que a la fecha cotizan en Colpensiones y que han alcanzado la edad reglamentaria y las 1300 semanas (25 años de trabajo) que señala la legislación vigente tienen derecho —de momento— a jubilarse con el 65.5% de su salario como mínimo de base. Ese porcentaje puede aumentar —si el trabajador elige seguir trabajando—en un 1.5% por cada 50 semanas adicionales cotizadas (1 año de trabajo) hasta llegar a las 1800 semanas (35 años de trabajo), que le otorgan al cotizante el derecho a jubilarse con el 80% de su salario al término de su vida laboral. Bueno, pues todo esto está a punto de irse al traste de la mano de la reforma pensional de Petro.
Un estudio publicado por la Universidad Nacional (https://mascolombia.com/en-dura-carta-profesores-de-la-universidad-nacional-pidieron-el-retiro-de-la-reforma-pensional/) revela que si bien la reforma de Petro le permitiría a todo aquel o aquella que se gana un salario mínimo jubilarse con el 100% de su salario (lo cual está muy bien), al mismo tiempo destruye por completo el ahorro pensional de la clase media. En efecto, a partir de los 4 salarios mínimos ($4.640.000), la gente terminaría pensionándose con apenas un 50% de lo devengado al término de su vida laboral. Esta drástica reducción se hace aún más crítica entre los 8 y los 15 s.l.m.v. ($9.280.000-$17.400.000), pues los que devengan dentro de este rango terminarían jubilándose con apenas un 35% de su salario! Un atraco a mano armado por donde usted lo mire.
Con este asalto, el gobierno Petro invierte efectivamente la figura vigente. Si hasta hoy la clase media colombiana podía aspirar a jubilarse como mínimo con 2 terceras parte de lo ganado después de 25 años de trabajo, ahora al final de esos 25 años le quitarán 2 tercios de lo ganado y la mandaran a casa —pauperizada— con apenas una tercera parte (La tía uribista que todos tenemos en casa diría que “los comunistas siempre igualan a la baja”).
Es fácil entonces entender porque esta reforma está pasando de agache y porque hasta los godos han dicho que la votarán favorablemente. Petro les ha hecho el trabajo sucio. Con su reforma acaba técnicamente con Colpensiones al convertirlo en una entidad que vela únicamente por los intereses de los más pobres, mientras arroja la clase media del país a la economía de casino de los fondos de ahorro privados. Con razón están de plácemes.
Pero a Petro y su equipo se les olvida que es la clase media la que mueve la economía de un país. Los que ganan un salario mínimo apenas si sobreviven. Y los ricos, los que ganan más de 15 s.l.m.v… Ellos ni gastan ni invierten en el país porque gastan, pasean e invierten es en Europa, en Miami y en Madrid. La clase media colombiana es la que le apuesta al país: gasta, pasea e invierte en Colombia. O por lo menos eso hacía porque cada vez será más difícil hacerlo. Así las cosas, Petro se une a la larga y triste tradición de las clases dirigentes colombianas que desde su mezquindad, deshonestidad, miopía e ineptitud nunca han logrado —a lo largo de más de 200 años de historia republicana — consolidar, ni mucho menos ensanchar, una clase media que le dé algo de estabilidad y gobernanza a esta pobre tierra. La violencia y la corrupción seguirán campantes pues ¿De qué sirve trabajar honestamente en un país si al final, a la salida, te van a atracar y a despojar de todo lo trabajado a lo largo de la vida?
P.D.: los profesores de la Nacional deberían complementar su estudio con unos cuadros comparativos que nos permitan a los colombianos visualizar claramente los regímenes de excepción (funcionarios de gobierno, congresistas, magistrados y militares) en materia de pensiones, para así entender mejor el tamaño de la monstruosidad y de la injusticia que se está cocinando en el gobierno Petro.