#Cuéntalo: "La primera vez que vi un pene tenía 8 años, un hombre se masturbó frente a mí"

#Cuéntalo: "La primera vez que vi un pene tenía 8 años, un hombre se masturbó frente a mí"

Sin embargo, esa no es la única experiencia de acoso que ha enfrentado, han sido muchas más, sin olvidar las que ha escuchado de sus conocidas

Por: Ximena Canal L
mayo 02, 2018
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#Cuéntalo:
Foto: EFE

Soy mujer, colombiana. Tengo 25 años. Y lo cuento por mí y otras 29 conocidas de mi país: una vez un conocido se me metió en la cama en un paseo para tocarme el culo y la vagina mientras dormía. Otra, un hombre se masturbó a mi lado a pesar de que le dije que no quería volver a tener sexo con él. Desde los 11 años he aguantado decenas/cientos de acosos callejeros. A esa edad, caminaba con mi papá en la noche y un hombre le gritó que con mucho gusto me atendía cuando estuviera solita. La primera vez que vi un pene tenía 8 años, un hombre se masturbó frente a mí y a mis amigas mientras jugábamos en el parque; la segunda vez, tenía 10 y sucedió de la misma manera. Me han restregado penes erectos en la cola en buses “muy llenos”. Además, me han dicho amargada por decir en voz alta que los chistes de violaciones sexuales no me hacen gracia. Me han gritado “sapa hijueputa” por exigir a un hombre en la calle que no dé puños y tire al suelo a su esposa. Me han amenazado con golpes por “mal agradecida” al decir que no quiero que me digan “piropos” obscenos en la calle, con su cara a 5 cm de la mía.

A mi abuela (QEPD) la violaba y golpeaba mi abuelo, el mismo que se masturbaba junto a mi mamá y mi tía en sus camas. A mi hermana la violó un desconocido en un potrero cuando tenía 14 años. A una amiga la violó un conocido que la invitó a “seguir la fiesta” en casa de otro compañero porque ella le rozó la mano en el taxi; meses después se enteró de que el mismo hombre golpeaba a su esposa y violó a su ex. A tres conocidas las han intentado violar compañeros cuando dormían. A mi otra hermana un novio le pegaba y le exigía un informe escrito de sus actividades diarias. A una amiga dos de sus novios le pegaron; ella misma vio morir a su tía: la mató su esposo porque estaba “celoso”. Otra conocida perdió a su hermana mayor de la misma manera. A mi prima su pareja actual le ha pegado. Cuando tenía 11 años, dos de mis amigas nos contaban en el colegio cómo sus primos mayores las manoseaban contra su voluntad. A más de diez conocidas se les han masturbado hombres en la calle mientras las miran o las siguen (la más reciente el pasado viernes). A mi tía un hombre le eyaculó en la cara en un bus. A mi primito su cuidador lo tocaba mientras dormía. A la hija de una amiga de mi mamá la violaron dos hombres y la empalaron, pararon cuando ella se hizo la muerta. A una vecina un desconocido le tocó la vagina en un bus cuando tenía 13 años.

Salvo de las que fui víctima directa, no he sido testigo de ninguna de estas escenas. Pero no dudo de que todas pasaron. Y sé que quienes pueden tener dudas, saben que es es muy probable que sean verdad, porque estas cosas ocurren todos los días. Que, en este momento, en la casa vecina, en el potrero del barrio, está sucediendo. Las mujeres que contamos no pedimos que odien a los hombres, pedimos que condenemos y rechacemos estos comportamientos, que no los naturalicemos; pedimos que no nos digan que "nos lo buscamos", que no nos llamen “exageradas” si tenemos miedo, “culpables” si salimos a la calle, “mentirosas” si denunciamos con la palabra y “abusivas” si lo hacemos con grabaciones; que paremos un minuto a cuestionarnos qué tan justo es buscar la "razón" de una violación, un homicidio, o una agresión (física o psicológica) a quien quiera que sea.

A veces, siendo víctimas caemos en la trampa, y durante días/meses/años pensamos que fue nuestra culpa por rozar esa mano en el taxi, salir en falda, ir a ese paseo, dar motivos de celos a nuestras parejas, jugar a las escondidas con nuestros primos, dormir mientras estaba el niñero, salir al parque en el momento equivocado ¡Pero claro que no! No es culpable quien resulta agredida/agredido, es el agresor. Contarlo es una manera de demostrar que no estamos solas, que lo que nos pasó no fue el resultado de algo malo que hicimos, sino de una enfermedad social que tenemos que corregir.

Empezamos por no callar. Nunca más. #Cuéntalo

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