Después de una pausa de varios meses por el COVID-19, la camarilla comunista cubana llevó nuevamente a la ONU su denuncia sobre el embargo de Estados Unidos (que la mamertada llama “bloqueo”). Ello sucedió el pasado 23 de junio, en donde 184 países pidieron el desembargo. Sin embargo, tanta quejadera es ridícula, puesto que en el mundo existen más de 200 naciones con las que La Habana puede comerciar, comenzando por las que votaron a su favor. De todos modos, lo del embargo es inane, pues Cuba ha vivido de países que en los últimos 60 años le han regalado más de 300.000 millones de dólares, siendo primero la URSS y posteriormente Venezuela —que está en la ruina y no da más—. Lo anterior de forma que Colombia se puede convertir en la próxima vaca lechera de la isla en un eventual gobierno de Gustavo Petro, en razón de que Cuba colonizará a Colombia.
Es indudable que Hugo Chávez como presidente de Venezuela convirtió a ese país en una colonia cubana, en donde la dignidad nacional ha sido hollada por la cáfila comunista de la isla, y vemos como Nicolás Maduro es un simple títere de La Habana. No obstante, Colombia no estaría lejos de una situación similar si en el 2022 elige a un presidente cuyos partidos y movimientos partidarios hacen parte de la internacional comunista del Foro de São Paulo, como ocurre con Gustavo Petro, ferviente admirador de los Castro.
Se ha advertido que al elegir como presidente al candidato antes mencionado, Colombia se volvería como Venezuela, lo cual suena un tanto generoso, porque creemos que sería peor. Si la pandilla comunista venezolana se ha demorado 22 años para consolidar la miseria total de las masas como condición necesaria para eternizar a la dictadura marxista, siendo la patria de Bolívar riquísima en recursos, Colombia, donde no hay semejante riqueza como pasa con el petróleo del vecino, fácilmente estaría en dos años en una situación calamitosa superior a Venezuela. Además, los vándalos que han azotado por estos días a las grandes ciudades con el terrorismo por lo del paro, en un gobierno “progresista” se convertirán en los “guardianes de la revolución”, que intimidarán y masacrarán a la ciudadanía que no esté con el régimen.
El castrochavismo o marxismo-leninismo saqueó todo el presupuesto de la renta petrolera en Venezuela, lo que representaba una gigantesca fortuna, además endeudándose desaforadamente; entonces haciendo una analogía con Colombia en donde nunca se han manejado semejantes recursos no se podrá sostener por mucho tiempo a Cuba; subrayando también que las reservas petroleras colombianas no alcanzan sino para 6 años, sin tener propuestas serias para sustituir el hidrocarburo, lo que llevaría a importarlo; en ese orden de ideas, vale preguntar: ¿con cuáles recursos en un régimen del socialismo del siglo XXI en Colombia se desarrollaría el aparato productivo? En razón de que vendría una desinversión en el país y la industria y la agricultura bajarían dramáticamente, lo que traería como consecuencia anular a las fuerzas productivas, y si en Venezuela ya van 6 millones de refugiados en otros países, no nos imaginamos lo que ocurriría con Colombia.
Petro como presidente convocaría a una Asamblea Nacional Constituyente igualita a la de Maduro(quien recibió orientación desde Cuba para ese efecto en 2017), en donde organizaciones de fachada sin ninguna representación suplantarían la voluntad popular, sin olvidar que las masas para el comunismo totalitario son simples herramientas que se utilizan para satisfacer los apetitos de la oligarquía marxista o nomenclatura, así que Colombia bajo el gran garrote del Foro de São Paulo con un gobierno de lo que se conoce como “progresista o alternativo”, se convertirá en colonia de Cuba con la desgracia que ello representa.
Nicolás Maduro fue amaestrado por la tiranía de los Castro en Cuba en los años 90 del siglo pasado y, en el caso colombiano en un eventual gobierno castrochavista existen miles de militantes de la denominada izquierda que han sido adiestrados en isla, quienes junto a agentes cubanos cumplirían el papel de persecución y represión hacia el pueblo colombiano, quedando el país a merced de La Habana como sucedía en la guerra fría con las naciones de Europa oriental que eran satélites de Moscú, con lo que se pierde la soberanía nacional al convertirse Colombia en un dominio cubano.
La influencia cubana en algunos países de la región convierten a la isla en un imperialismo, ya que no solo manipula al gobierno de Maduro en Venezuela, sino que de paso tiene fuerte influencia política e ideológica en Nicaragua, Argentina, Bolivia, Perú y varias islas caribeñas, siendo Colombia a futuro su próxima colonia en la eventualidad que se elija de presidente a Petro, porque hay que reiterar que progresistas, el partido comunista y la unión patriótica que respaldan a Petro son miembros del Foro de São Paulo y, el partido verde y el polo también hacen parte de esa logia marxista.
Los colombianos estamos plenamente notificados para que el país no se convierta en otra Venezuela con consecuencias peores, pero además Colombia en un posible gobierno de la llamada izquierda también sería la colonia cubana con todo lo que eso implicaría, por eso no nos podemos dejar engañar de los que hablan del “cambio”, en vista de que ese truco ha sido utilizado en ocasiones por los peores tiranos como sucedió con Hitler, Lenin, Stalin, Mussolini y en Latinoamérica con Hugo Chávez y Fidel Castro, pues el tan cacareado “cambio” que proclama especialmente el comunismo totalitario siempre conduce a una dictadura, a lo cual se agrega que si Colombia emprende ese camino de ñapa entrará en la órbita cubana como otra de sus colonias.