No es que este país sea la niña bordona y consentida de la casa como puede parecer el título, sino que como se trata de un país que se rebeló contra su opresor, su violador y su explotador, entonces la estrategia para persuadirles cambió. Primero, bloqueo injusto, despiadado, secundado por las colonias norteamericanas en América Latina y Europa. Después publicidad de lo más matrera contratada las 24 horas del día en prensa, radio y televisión (más recientemente, las redes sociales), en sus colonias de América Latina y Europa. Finalmente, la Ley de Ajuste Cubano, que no es otra cosa que incentivar el exilio en un país asfixiado por el mismo que inventó la ley, llenar de dinero los bolsillos de los que lograron pisar sus tierras, empleos, educación y toda suerte de beneficios con el propósito exclusivo de crear rencor, envidia o deseos de secundarlos en quienes se quedaron, no pudieron salir de la isla o defienden su revolución.
Este es uno de los principales pechiches del cual no tienen acceso las colonias domesticadas de América Latina. Millones de emigrantes desde toda centro y sur América y nada, palo, tiros, murallas, expulsiones, abusos, torturas y todo lo que usted pueda agregarle es lo que reciben los que intentan, igualmente, encontrar un lugar donde acomodarse en el único país de América que, al parecer, tiene derecho a vivir bien. Los demás deben contentarse con miseria, desolación, saqueos, violaciones, torturas, hambre. En otras palabras, servidumbre de la más matrera, la que no aceptó el pueblo cubano cuando se inventó la revolución.
Por otro lado, tenemos que lo poco que ha logrado pellizcar ese país con casi 60 años de bloqueos, que es algo así como si usted no pudiera comprar nada en la tienda, ni en los almacenes, nadie le emplea ni le presta, todos evitan hablarle, algo por demás parecido a la norma de los Testigos de Jehová, iglesia inventaba en EE. UU. y que al parecer es utilizada con fines diferentes a los predicados, que aplican el mismo sistema a sus miembros cuando supuestamente cometen una infracción o no obedecen al “esclavo discreto y fiel” un tipo o una organización cuya cabeza nadie conoce. Todos les quitan el habla, si debe dinero a pagarlo o se gana un lío jurídico, nadie le vende y hasta lo echan de sus empresas, lo detestan y convierten en un paria con la excusa de que es la forma de hacerlo entrar en razón. ¿Ven la ecuación?
Pues bien, así mismo le ha sucedido a Cuba y como dije, lo poco que ha logrado pellizcar le ha servido para educar a toda la población, según la Unicef, no hay analfabetas como sí los hay en las colonias de EE. UU. en América Latina, y en el mismo EE. UU. con todo y que se jactan de potencia económica mundial. Aunque cuesta creerlo, dicen que no hay niños en las calles pidiendo limosnas o viviendo de la caridad. Según la FAO, organización de la ONU para la alimentación, destacaron los logros contra el hambre, el primer país de América Latina que lo ha conseguido. Todos sabemos, a pesar de que se ha intentado ocultar como sea, de los avances científicos y médicos de esa isla comparables en escala a la de los países más desarrollados. En deportes sí que la botaron del parque. 226 medallas en la historia de los Juegos Olímpicos, con 78 de oro, 68 de plata y 80 de bronce, logro que jamás lo conseguirá ningún otro país de América Latina, empezando porque muchos deportistas deben hacer rifas y suplicar para que les envíen a las justas como mendigos a los que se les hace un favor. Queda al aire la pregunta que si no hubieran tenido revolución y hoy fuesen una colonia más de EE. UU., como Haití, Honduras, Guatemala, ¿podrían mostrar esos logros?
Recientemente la asamblea de la ONU votó para que EE. UU. cambie su posición tiránica con respecto a muchos países, incluyendo los sádicos bloqueos innecesarios y poco conectados con los avances de la humanidad con abrumadora mayoría. Sin embargo, EE. UU. ha hecho caso omiso y persiste en su posición radical y temible de que las cosas deben hacerse a la manera de ellos, precursores de la sospechosa democracia de una sola vía. Lo curioso es el caso colombiano, se abstuvieron de votar junto a Brasil y Ucrania, tres países con serios problemas sociales.
Queda claro que el orgullo de EE. UU. está doblegado y no encuentran opciones para salir del embrollo sin sentirse humillados. Miles de ciudadanos marchando en Brasil silencio, Miles de marchantes en Chile, silencio, miles de marchantes en Perú porque no encuentran cómo torcer la decisión democrática, silencio, miles de marchantes en Ecuador, silencio, miles marchantes en Colombia con acusaciones de torturas y asesinados por casi cien, silencio, miles de marchantes en Cuba auspiciadas por elementos ajenos al país, allí no hay silencio. Voceros del gobierno y hasta el mismo presidente Biden solicitando al Estado respetar las marchas en apoyo de la democracia.
Así pues, uno se pregunta, ¿cuál democracia? Ni en el mismo EE. UU. existe. Solo un mismo partido político repartiéndose el control cada cierto tiempo, que es algo así como si tuvieras un látigo, del medio a la punta es propiedad de los radicales, arcaicos y terribles ultraconservadores designados como Republícanos (recientemente vimos de lo que son capaces de hacer en el capitolio de ese país), y la otra mitad de la fusta le pertenece a los Demócratas, lo mismo que los anteriores, pero más educados o menos directos a la hora de ejecutar sus deseos. Del resto, ya no hay más opciones democráticas que publicitar. La excusa contra Cuba es la de dictadura, pero si en Cuba también hay elecciones, solo que no permiten que otros metan mano en el pastel, como en EE. UU. ¿Hay alguna diferencia?
La juventud que hoy se levanta contra el gobierno de Cuba no es la misma que cambió el curso de su historia con la revolución. Esta piensa diferente, ama diferente y creen diferente. Y como todo lo diferente, quieren novedades, diversión, juergas como en las juventudes de otros países nada revolucionarios como Haití, Honduras, Brasil, Colombia, EE. UU., porque es falso de que una vez tumbado el gobierno actual, ellos serán y vivirán mejores. Todo pasará nuevamente a manos de la propiedad privada, este sistema ajustará las finanzas de tal manera que los nuevos revolucionarios tendrán que suplicar por empleos, educación, salud, pero especialmente dinero para suplir sus necesidades y, eso sí, entonces ya no serán los pechiches de EE. UU. ni a nosotros nos mandarán a vivir a ese país cada vez que alguien resalte las cualidades dejadas por la revolución castrista.
