Entre aplausos, risas y felicidad, los pobladores del municipio de San Martin liberaron a los 4 manatíes que se encontraban atrapados en una pequeña ciénaga que las petroleras y las fuertes temperaturas terminaron de secar.
Y es que los ancianos de San Martin recuerdan nostálgicos lo fácil y frecuente que era encontrarse con un manatí silvestre a los alrededores de su pueblo. Por ser un municipio rodeado de ciénagas y humedales, la población se aferró a la pesca para vivir y, por eso, siempre convivieron de cerca con estas especies que desde hace mucho prometieron proteger y que hoy están a punto de desaparecer.
Con los años, cada vez se volvía más y más extraño encontrarse un manatí. El calentamiento global, según ellos, ha ido debilitando el vulnerable hábitat de humedal, haciendo más difícil la subsistencia de las comunidades pesqueras y haciéndole la vida imposible a los pocos manatíes que hasta el día de hoy sobreviven.
Sin embargo, fue hasta finales del 2016 que el infierno de los manatíes y los pescadores aterrizó en el sur del Cesar. En el ambiente se sintió de inmediato la llegada de la petrolera texana Conoco Philips que inauguró un proyecto piloto de exploración con proyecciones por fracking a unos 5 kilómetros del lugar donde fueron encontrados los 4 manatíes atrapados entre el lodo y la guadaña.
Pozo PicoPlata1 fue el nombre que se le dio al proyecto que desde el primer día generó conflictos con la comunidad de San Martin. Al menos 120 campesinos y pescadores se enfrentaron a la caravana de la multinacional cuando llegaba a instalarse al territorio. Esto provocó una batalla campal con los 100 agentes del ESMAD que escoltaban la veintena de camiones y tracto mulas con el logo de la multinacional petrolera.
Días después, más de 9.000 personas se reunieron en el casco urbano del municipio para protestar en contra del Fracking y la sobre extracción petrolera en la región. Frente a esta situación, el alcalde municipal, Saúl Eduardo Celis, autorizó la intervención del ESMAD ante cualquier movilización que entorpezca la exploración petrolera aprobada el 14 de septiembre de 2016.
Desde entonces, los pobladores han visto su territorio acabarse. Por tratarse de humedales y ciénagas, el impacto petrolero se ha visto inmediatamente reflejado en los niveles de agua del territorio, y los principales afectados han sido los manatíes. Con el tiempo, la organización y movilización de las comunidades en contra del PicoPlata1 han llevado el debate hasta el congreso. Pero el sudor de esta lucha incesante no fue suficiente para influir en la agenda extractivista del actual gobierno que cada día estructura una postura más amable con el Fracking.
