La reciente visita del papa Francisco al país no solo refrescó la esperanza de los colombianos —católicos y no católicos—, sino también mostró a un líder espiritual que emocionó, motivó e inspiró en cada mensaje que comunicó durante los cuatros días que recorrió las calles de Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena, donde convocó a 4 millones de personas en las cuatro eucaristías que ofició.
No fue necesario estar presencialmente en alguna de las ciudades que visitó el papa para darse cuenta del impacto positivo que causó en el país. Los medios de comunicación y las redes sociales fueron los canales perfectos para medir que casi todo el país estaba en #ModoPapa.
En medio de esa sonrisa permanente, de la energía que transmitía por donde pasaba, y de la cercanía que tuvo con la gente que interactuó, hay algo increíblemente admirable y es la forma que eligió el papa para comunicarse con el país.
Lo que hizo Francisco se convierte, sin duda, en una clase gratuita de comunicación estratégica que muchos debemos analizar y tratar de poner en práctica en la vida diaria. Aquí van las cuatro lecciones que más me gustaron, con seguridad son más.
- Analizó las audiencias: cada discurso que pronunció el papa evidenció un conocimiento pleno de los públicos a los que se dirigía y una evidente investigación previa que incluyó aspectos históricos, culturales y actuales. Es verdad que habló en escenarios abiertos donde el público era múltiple y diverso, y en otros donde eran de características especiales (religiosos, víctimas del conflicto armado o comunidades vulnerables), pero en todos los discursos siempre hubo un mensaje para cada audiencia. Es decir, en algún momento de la intervención todas las personas sintieron casi casi como si el papa le estaba hablando al oído. Ahí marcó la diferencia. ¡Bingo! Cuando las audiencias se analizan la conexión es más rápida, y Francisco se conectó tanto, que por eso millones de colombianos sintieron literal ‘tusa’, tristeza y nostalgia, cuando vieron partir el avión de Avianca que lo llevó de regreso a Roma.
- Incluyó la emoción en todos sus discursos: ¡Emocionantes!, así fueron todas las intervenciones del papa. No importa si hablaba de paz, de la familia, de un partido de fútbol entre América y Atlético Nacional o del refajo, al final, sus palabras lo que generaban era eso, emoción. La comunicación muchas veces se limita a informar —y si estamos de buenas busca la retroalimentación—, pero se nos olvida que hay que motivar, inspirar y sobre todo, emocionar.
- Fue empático. Se puso en los zapatos de los colombianos: la empatía no es experimentar en carne propia las situaciones de los demás, eso es imposible, la empatía es entenderlas y relacionarse afectivamente con lo que le ha sucedido a mis receptores. Cuando eso se logra en comunicación, el éxito está casi asegurado, y en eso el papa nos dio una lección gigante: Cada alegría de Colombia, era su alegría, y cada dolor, también era su dolor. No existe ninguna acción humana que no tenga una emoción detrás, el papa se percató de ello y siempre se puso en los zapatos de los colombianos.
- Coherencia entre su lenguaje corporal y el mensaje: dicen los especialistas en comunicación que el impacto de los mensajes a la hora de comunicarlos está asociado a una fórmula matemática de porcentajes, en la que el 55% del éxito está relacionado con el lenjuague corporal, el 38% con el tono de la voz, y solo el 7% con las palabras que se elijan. Aunque no estoy de acuerdo totalmente con esta distribución de porcentajes, porque considero que las palabras tienen muchísimo poder para relegarlas a solo un 7%, el lenguaje corporal del papa sí merece un capítulo aparte, un aplauso de pie, y que hagan la ola en un estadio. Sus expresiones son tan poderosas, que con él yo sí estaría de acuerdo en darle ese porcentaje de 55% al lenguaje corporal y hasta más, casi que solo basta con mirarlo, para darse cuenta que es posible transmitir muchas cosas positivas con una mirada, con una sonrisa, o con un gesto. Ahora, el tonito argentino también ayuda mucho, por supuesto, pero es la coherencia ente lo que están diciendo y lo que transmiten sus gestos, lo que hizo que el papa le generara tantas cosas buenas al país.
Estas son mis cuatro lecciones. Alguien puede decir es que es el papa y eso ayuda, y no a todo el mundo le funciona igual, y yo diría que todos de alguna manera podemos intentar que nuestra comunicación siempre incluya los cuatro elementos con los que el papa enamoró a Colombia. No me crea a mí, haga la prueba, es gratis, y está al alcance de todos. Los beneficios pueden ser incalculables. Desde cerrar una venta, conquistar un cliente nuevo, comunicar una idea a su jefe o equipo de ventas, o simplemente cumplir una meta. La comunicación es milagrosa, y el papa lo demostró.