Desde su residencia en Londres, el banquero Jaime Gilisnki dirige su imperio económico que aunque tiene su epicentro en Colombia trasciende fronteras con Ciudad de Panamá entre sus teatros de operación más importantes. Un país con el que tiene vínculos de vieja data, desde su matrimonio con Raquel Kardonski, perteneciente a una influyente y poderosa familia con grandes intereses en el negocio inmobiliario. Los lazos políticos y empresariales de los Kardonski, una fortuna iniciada por Sam Kardonski, uno de los fundadores de la Zona Libre de Colón y quien como propietario del Towerbank International contribuyó a financiar la expansión de la zona franca, han sido claves para la expansión de los negocios de su yerno Jaime Gilinski en Panamá.
Su principal inversión está en el Complejo Panamá Pacífico, un proyecto con un gran impacto urbanístico en el istmo que implicó desarrollar un plan maestro de uso mixto de comercio y vivienda que compromete 1410 hectáreas en la que fuera la antigua base aérea Howard en el Distrito de Arraiján en el Canal de Panamá. Un sitio estratégico desde el que Estados Unidos coordinó durante casi un siglo las intervenciones militares en América Latina con un gran valor por su localización pero también por su riqueza natural.
En 1999, los norteamericanos abandonaron Panamá, cinco años después, en el 2004, Jaime Gilinski vio una oportunidad de negocio en este valioso terreno que no dudó en aprovechar. Gobernaba el presidente Martín Torrijos Espino, con quien debería iniciar las negociaciones para volver realidad uno de los proyectos urbanísticos más ambiciosos del mundo.
Gilinski invitó a Panamá como socio prioritario al inglés, Ian Livingstone con un amplia experiencia en el negocio inmobiliario europeo y quien a la vez incluyó en el megaproyecto a su hermano Richard Livingstone; ambos dueños de London & Regional Properties, empresa de bienes raíces en Inglaterra. En un helicóptero Gilinski les mostró el terreno a los hermanos, desde entonces quedaron convencidos de las grandes posibilidades del negocio.
En el 2007, Gilinski con la asesoría de su cuñado Henry Kardonski, puso en marcha el proyecto con una inversión inicial de USD 10 mil millones y una proyección a 40 años en la que se construirá una miniciudad: casas, apartamentos, clínicas, parques, centros comerciales, escuelas y universidades a minutos del centro de Ciudad de Panamá.
Aunque esta es de lejos la mayor inversión de un colombiano en Panamá, Jaime Gilinski no es el único con negocios en Centroamérica. El también banquero Luis Carlos Sarmiento Ángulo no solo tiene presencia en Panamá si no también en Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.
En el 2010, el Grupo Aval compró el músculo financiero de la región el Grupo BAC Credomatic que cuenta con 3,6 millones de clientes, 24.000 colaboradores y 742 oficinas. Con esta adquisición, Sarmiento estimuló el mercado financiero, donde los bancos estaban rezagados de la modernización que ha sufrido el sector en el mundo, incluida Colombia donde Sarmiento, tiene su emporio bancario.
Rodolfo Tabash Espinach, CEO de BAC Credomatic, es el hombre de confianza de Sarmiento Ángulo en Centroamérica, maneja su grupo financiero desde Ciudad de Panamá en donde el banquero se propuso ampliar su monopolio en el 2019. Así fue como terminó comprando por USD 728 millones a Multibank Financial Group holding de Multibank Panamá, el tercer banco más importante de este país.
Aunque no hay planes de unificar BAC Credomatic y Multibank Financial Group, Julio Rojas Sarmiento, nieto de Luis Carlos y vicepresidente del Banco de Bogotá, espera que a largo plazo se conviertan en una sola pues son entidades que se complementan en cuanto a la cartera comercial, el sector agroindustrial y de construcción. Los Sarmiento también tiene presencia en Panamá con su cadena de hoteles Estelar.
Pero no son solo los banqueros quienes ven en Panamá un horizonte de negocios.
La farmacéutica Tecnoquímicas de propiedad de la familia Barberi de Cali ha continuado su expansión más allá de las fronteras colombianas con el mercado de Centroamérica en la mira. Aunque solo tenían laboratorios en Honduras, en el 2018 cerraron un gran negocio con la farmacéutica alemana Bayer con el que compraron Bonima S.A, movida que convirtió a Tecnoquímicas en el único titular de MK en 23 país de Centroamérica, el Caribe y Suramérica.
El valor de la inversión para asegurar la alianza con Bayer que marcó un empuje clave para la expansión en Centroamérica no fue revelado por Francisco Barberi, CEO de Tecnoquímicas desde 1992. La farmacéutica cuenta además con tres plantas para ensamble de medicamentos en El Salvador. La línea de pañales es una de las apuestas ganadoras dentro del plan de diversificación del mercado en Costa Rica, Panamá, Nicaragua, Honduras, Guatemala y República Dominicana.
Desde el 15 de enero de 2019 asumió la presidencia de la Organización Corona
Los otros empresarios que han visto en Centroamérica un escenario de crecimientos es la familia Echavarría con los productos su marca Corona. Cuenta ya con tres plantas, siete almacenes y un red de distribución en Guatemala, Nicaragua y Costa Rica. A través de la multinacional Incesa Standard, Corona produce baños y vende más de un millón de piezas anuales de sanitarios, lavamanos, tinas y grifería. Esta empresa intermediaria que ha estado en la región durante más de 40 años ha logrado que las operaciones de Grupo Corona tengan un gran éxito y son actualmente el tercer mayor productor de baños de Centroamérica.
Así es como Jaime Gilinski, con Complejo Panamá Pacífico, Luis Carlos Sarmiento Angulo con Grupo BAC Credomatic y Hotel Estelar, los Echavarría con Corona y Barberi con Tecnoquímicas expanden sus inversiones desde Colombia hacía Panamá con una mirada firme hacía el resto de Centroamérica.
*Con información tomada de Forbes
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