Con un nuevo alcalde, Jorge Iván Ospina, y con un nuevo engranaje administrativo y técnico, Cali, la capital del Valle del Cauca, está inmersa pensando en su futuro mediante la construcción del Plan de Desarrollo, que como una hoja de ruta guiará cada uno de los pasos del nuevo gobierno para afrontar los principales problemas de su población que se acerca a los 3 millones de habitantes, incluida la del área metropolitana.
Son muchos y complejos los problemas de la Cali en la tercera década del siglo XXI.
Hay un agudo deterioro ambiental y de los recursos naturales por la afectación de sus 7 ríos que han sido convertidos en verdaderas cloacas con procesos de degradación muy fuertes, como es el caso del rio Pance, lacerado por las grandes inmobiliarias y los mercaderes de la arena y la minería que priorizan los negocios por sobre los derechos del rio.
La movilidad colapsada por la bancarrota del Mío; la inseguridad; la baja calidad de la educación; el desempleo; la violencia; la corrupción; las mafias de la droga y sus oficinas de cobro; el hambre; los habitantes de la calle proliferando; la situación de los venezolanos, son fenómenos sociales que gravitan en la ciudad con mucha fuerza los cuales deben ser objeto de la intervención urgente de la administración municipal.
En estos momentos se adelantan las acciones preliminares para la estructuración y posterior aprobación del Plan de Desarrollo del periodo 2020-2023.
Hay reuniones con las comunas, los Calis y las organizaciones de la sociedad civil para escuchar sus iniciativas que, por supuesto, deben enmarcarse en el programa de gobierno de Ospina, el cual recibió una amplia votación en las elecciones del pasado 27 de octubre.
Los ejes centrales del debate son cuatro y tratan sobre los siguientes asuntos:
Primero. Territorio sustentable que involucra los siguientes puntos: sistema ambiental, gestión del riesgo, reducción de la huella urbana, movilidad sustentable y eficiente y soporte vital. Se trata de hacer de Cali la Casa común.
Segundo. Competitividad sostenible, mediante la empleabilidad, las economías creativas, la infraestructura y logística, emprendimiento, financiamiento y formalización, y territorio inteligente.
Tercero. Vida colectiva, incluyente y solidaria, mediante territorios reconciliados, economía de inclusión, territorio educador, territorio saludable, poblaciones construyendo el territorio y el hábitat.
Cuarto. Gobierno abierto a la ciudadanía con gobierno inteligente, sostenibilidad financiera del territorio, ciudadanía activa y control social, información abierta para la ciudadanía, gestión pública y estrategia de gobierno territorial.
Esos son los temas estratégicos que le dan contenido al actual debate con las comunidades de la ciudad para establecer el Plan de Desarrollo y la Hoja de ruta que oriente la construcción de una Cali en la que se haga realidad en derecho a la ciudad de toda la ciudadanía.
Esperemos que se acierte en este proceso y que Cali sea un referente urbano de paz, justicia, equidad, pluralidad y democracia política, especialmente en el marco del nuevo Distrito Especial que debe validar el Concejo de la ciudad en el marco de esta movilización ciudadana en curso.