Dicho estudio, más las noticias que nos dio nuestro alcalde inspiraron esta columna.
Los niños de Aguachica (Cesar) de hoy ya no crecen como los niños de antaño, los cuales tenían cerca de sus casas árboles para treparse, rastrojos para esconderse, pastos para arrastrarse, charcos para embarrarse y espacios grandes hasta para jugar béisbol. Otros más privilegiados contaban, además, con lo mismo en los solares de sus casas.
Hoy los niños crecen en medio de la precariedad material que es la negación absoluta de todos sus derechos. La mayoría de los niños y jóvenes de Aguachica están creciendo en barrios marginales, invasiones o asentamientos humanos de incompleto desarrollo, que a fuerza de urbanizadores piratas o institucionales, se van ordenando. Viven, crecen y se forman en un ambiente de desorden, indisciplina y no cumplimiento de normas.
A este desorden social se le suma que los niños y jóvenes no cuentan en sus barrios con parques, no hay zonas verdes, no hay espacios lúdicos, culturales, deportivos y recreativos suficientes y de calidad, que les proporcionen los ambientes propicios para ser jóvenes. El afán por comprar más votos hace que los politiqueros consideren que construir parques en las urbanizaciones que se ofrecen es un desperdicio. Las entregan a sus votantes sin espacio vital para ser joven.
Por lo anterior es que saludo alborozado la iniciativa del Dr. Henry Alí Montes de construir un parque recreacional en la urbanización Nuevo Amanecer; sendos en los barrios Cesarito y Romero Díaz, respectivamente; y otro más, Parque Recreodeportivo, en el barrio Tierra Linda.
Si no son solo promesas preelectorales, los niños y jóvenes de Aguachica tendrán con dichos parques un entorno favorable, pero no tanto como los que tenían los niños de antes, para aprender a ser adultos responsables y menos permeables a las incitaciones a la maldad.