Antioquia abandonó a sus jóvenes de la subregión de Urabá. A la juventud la están asesinando y ni el presidente Duque ni el gobernador Luis Pérez se pronuncian. Al parecer en este tema el mandatario departamental no piensa en grande, ni tampoco hay poderes estatales que defiendan la vida y la integridad de la juventud bananera.
La criminalidad de pandillas amenaza con dejar a Apartadó y la región de Urabá sin la mayoría de sus jóvenes. En un colegio público de Antioquia en la región de Urabá, municipio de Chigorodó, es asesinado un joven en plena aula de clase. El adolescente tenía tan solo 16 años de edad. El hecho fue perpetrado mientras la víctima recibía clase en la Institución Educativa José de Los Santos Zúñiga, del municipio en mención. El homicidio ocurrió el pasado martes 29 de enero.
El centro educativo emitió un comunicado rechazando el acto violento. “Nos sentimos con el corazón arrugado, el pecho apretado, con mucha tristeza, pero aún tenemos la confianza puesta en el verdadero dueño de la vida, que es Dios”, dice un fragmento del mismo. Entre otras líneas el escrito hace un llamado a los jóvenes de la siguiente manera: “A nuestros jóvenes, un llamado a que reflexionen, que enderecen sus caminos; al paso que va, Chigorodó, no va a tener gente joven. ¿Cuántos han sido asesinados en lo que va del mes?”. Y es que según las autoridades, en la región bananera de Urabá han sido asesinadas 34 personas en el primer mes del año que calenda, lo cual se convierte en una cifra alarmante.
Sin embargo, el caso que abordamos es tan solo uno de los que a diario se efectúan en la región, sin que eso sea un hecho que consterne a los organismos competentes. Una vez más llamamos la atención frente al asesinato de estos muchachos, pues no son casos aislados como pretenden hacer creer algunos miembros de las autoridades, este es un tema sistemático al cual se le debe dar la relevancia que amerita una situación tan delicada. La iglesia y la comunidad internacional deben tomar cartas en el asunto.
Son cientos de jóvenes los que han perdido la vida en municipios como Apartadó y otros de Urabá. De estos hechos hacemos culpable al Estado colombiano, que tiene el deber de proteger a sus nacionales, pero se hace el de la “vista gorda” y no cumple con su deber constitucional. Nuestra región de Urabá está colocando más muertos que cualquier guerra en el mundo y no se le está prestando la atención a un problema tan importante como la pérdida de la vida de seres humanos. Estamos hablando de la vida de jóvenes, que significan el presente y futuro de Apartadó, Chigorodó, Turbo y toda la zona bananera.
El Estado colombiano le debe cumplir a los jóvenes, haciendo uso del artículo 2 de la Constitución Política, el cual ordena lo siguiente: “Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado”. En ese orden de ideas, exigimos al Estado colombiano velar por la vida y la integridad de los jóvenes de Apartadó y la región de Urabá.