¿Cuántos colombianos recuerdan no solo los hechos de la guerra, sino también las causas que propiciaron esta guerra?
¿Cuántos colombianos recuerdan que cada cuatro años, durante siglo y medio, han subido al poder a los mismos, que indefectiblemente hacen siempre las mismas cosas?
¿Cuántos colombianos están dispuestos a renunciar a ese círculo vicioso que nos tiene sumidos en este caos y en este abismo?
¿Cuántos colombianos recuerdan que las Farc cometieron masacres, que los paramilitares cometieron masacres, que fuerzas oscuras del Estado cometieron masacres, que el narcotráfico cometió masacres, que todos los anteriores violaron menores, que todos los nombrados secuestraron y desaparecieron personas, que los referenciados llevaron la maldad humana a niveles demenciales?
¿Cuántos colombianos que se autodenominan cristianos o seguidores de Cristo, recuerdan las palabras del Maestro y Señor: "Amen a sus enemigos, hagan bien a los que los odian, bendigan a quienes los maldicen"?
¿Cuántos colombianos recuerdan que por aquí anduvo el papa Francisco hablando de paz y perdón y de misericordia?
¿Cuántos colombianos con una fe de farándula con motivo de la visita de Francisco, ahora olvidaron su mensaje?
¿Cuántos colombianos saben que la única forma de ponerle freno a esa máquina de muerte, a este aparato de violencia y de sangre llamado guerra es a través del diálogo, la concertación, el perdón, la verdad y la reparación?
¿Cuántos recuerdan este principio: la violencia engendra más violencia, y la venganza más sed de venganza y el odio más odio y la muerte más muerte?
¿Cuántos colombianos son conscientes de que en el hermano país de Venezuela hay una tragedia humanitaria, y que es un acto de paz también tenerles paciencia, tolerarlos y en la medida de lo posible ayudarles, y acogerlos respetando a sus mujeres y brindándoles solidaridad al menos psicológica y moralmente?
¿Cuántos colombianos saben que las víctimas de la violencia son las que están más dispuestas perdonar?
¿Cuántos saben que aquellos que nunca han sido víctimas son los que más promueven el odio y la guerra y la venganza?
¿Cuántos colombianos quieren despertar a un nuevo estado de conciencia llamado perdón, paz interior y amor?
No me simpatizan las Farc, ni antes de la firma de la paz ni ahora... todos aquellos que portan armas no me simpatizan, más bien me producen asco y con mayor razón si están en la ilegalidad. No me simpatiza Santos, no me simpatiza Uribe, no me simpatizan las autodefensas o paramilitares, no me simpatizan las fuerzas oscuras del Estado, ni nada que suene a delincuencia o terrorismo o violencia. Ni siquiera me simpatiza ningún político. Ya no encuentro la manera de disociar estas dos palabras: política y corrupción, me parecen lo mismo.
Los asesinos de las Farc me mataron familiares, los paramilitares asesinos me mataron familiares, también las fuerzas oscuras del estado: dos hermanos, un cuñado, un tío, dos primos, varios amigos. Perdoné dos cosas imperdonables: un abuso sexual contra mí cuando era niño, y el mismo acto con dos de los seres que más amo... y sin embargo, he perdonado. Perdonar es posible, un nuevo país es posible, los sueños se hacen realidad si lo creemos, el amor es posible. Ser instrumento de paz es posible. Ayudar a que los enemigos se reconcilien es posible. Todo comienza con actos pequeños de paz como no infundir y difundir el odio, y el miedo, y el pánico, y las afrentas y los insultos en las redes sociales; como por ejemplo, separar a dos niñas o jóvenes que se están golpeando, renunciando a la ridícula farándula de registrarlo todo en videos para gozarse en el dolor del otro, en la tragedia del otro, en la desgracia del otro. Por ejemplo, respetando a los animales, siendo compasivos con ellos y cuidando el ecosistema, eso también es actitud pacífica y amorosa.
¿Cuántos colombianos entienden que deben ser educados para la paz, el perdón y el amor, y ser instruidos también para alcanzar ese estado de conciencia? Hay personas con un nivel tan bajo de conciencia que matan y odian y envidian por cualquier bagatela, la intolerancia es su santo y seña.
¿Cuántos colombianos son conscientes de que la paz es asunto de todos, y también de los tribunales de justicia y de los que juzgarán a los que criminales de guerra?
Yo mismo tengo reparos con la paz acordada. En muchos aspectos se traicionó el sentir de la mayoría de los colombianos; pero, aún con todos sus fallos la paz es el único camino, no creo que exista otra opción. La paz es también una elección, como uno elige el amor y no el miedo, el perdón y no la venganza, la mansedumbre y no la violencia, el desapego y no la avaricia, la transparencia y no la corrupción. Sí, hay maneras sanas, civilizadas y razonadas de protestar y es un derecho ciudadano y a veces un deber hacerlo. Una buena forma de protestar, y por ende de castigar a los violentos, es el momento en que acudamos a las urnas, no eligiéndolos para ningún cargo público... lo mismo aplica para los corruptos. Uno mismo es corrupto si elige a los corruptos. Uno mismo es violento si elige a los violentos.
Mientras ustedes, lectores, recuerdan todo lo anterior, tendré siempre presente que el Señor de Señores y el único y verdadero Maestro habló de tolerancia, paciencia, amor y perdón, y de paz... trajo la paz... porque Él es la paz.
