En noviembre del año 2016, una joven de 25 años que caminaba por la Avenida Francisco Solano a la altura de Sabana Grande, en la ciudad de Caracas, tuvo un intento de asalto. No obstante, dos policías en moto de la Guardia Nacional Bolivariana se acercaron y detuvieron al malhechor. Lo esposaron y llamaron a una patrulla para que se lo llevara. La chica no podía creer que esto pasara en Venezuela, no podía creer que tuviera tanta suerte en una ciudad donde los atracos son el pan de todos los días.
La joven de nombre Elba, recuerda que uno de los policías le dijo: "toma tu cámara muchachita, tienes que tener cuidado cuando sales a tomar fotos por la ciudad, hay mucho malandro por allí, espero que tus fotos puedan mostrar siempre las verdades de Caracas". Dice ella que "esto la marcó para siempre”
Por esa razón, Elba Camacho decidió escribir un articulo, el cual fue publicado en Venezuela Times. En este confesaba su participación como fotógrafa en las manifestaciones que la oposición realizaba. Podía recibir un salario básico de 1000 bolívares por cubrimiento, y entre 20, 50 o 100 dólares por fotografía captada en el momento de los ataques de los manifestantes a la policía para captar las reacciones de los agentes de la Guardia Nacional Bolivariana.
Provocar a los GNB, el momento perfecto
El método para hacer buenas fotos durante las protestas se lo explicó una ex profesora de la universidad durante las reuniones secretas preparativas. El trabajo de Elba consistía en rodear con su cámara el momento exacto en el que uno de los protestantes atacara a un Guardia Nacional (GNB) o a un agente de la Policía Nacional Bolivariana (PNB).
En palabras de Elba: “la idea era resaltar la reacción de los guardias hacia los muchachos que estaban protestando. Si un guardia agredía a uno de mis compañeros o se defendía, el trabajo estaba hecho. Mientras más se pudiera mostrar la ‘represión’ de los GNB, mejor. Cada quien sabía cuál era su trabajo en las protestas, algunos provocaban, otros se enfrentaban a los policías y era justo en ese momento cuando yo aprovechaba para tomar la foto perfecta, si tenía suerte, eran 100 dólares seguros para mí…”.
En su reporte, Elba asegura que según sus cálculos, había entre 20 o 30 personas con cámaras de diferentes tipos ubicadas no sólo en las calles, sino en los edificios y alrededores de toda la zona prevista. No sólo las cámaras fotográficas registraban lo sucedido, Elba cuenta que hubo varias productoras del país a las cuales se les pagaba de 500 dólares a 1.000 dólares por vídeos de los sucesos.
Presenciar de manera directa el asesinato de un policía por parte de un francotirador ubicado en un edificio, la alejó del oficio de reportera de la oposición. Elba no se cuestiona la procedencia de los dólares que paga la oposición por su noble trabajo, ni menciona si aparte de los reporteros otras personas son pagadas en las marchas. Aunque se puede inferir y es bastante poco probable que el francotirador lo hubiera hecho gratis, a menos de que tenga el espiritu de Seal Chris Kyle, y las municiones tampoco le costarán dinero.