¿Cuánto tiempo costará producir la vacuna contra el Coronavirus? Le pregunta es pertinente, pues cualquiera pudiera estar pensando que está a la vuelta de la esquina, pues Trump estaría intentando “disminuir la burocracia que lo impide”, cuando lo que en realidad nos dice es que aceptaría una vacuna, aun sin cumplir los estrictos protocolos de su prueba siempre y cuando le ayuden a ganar las elecciones. Trump pretende burlarse de todo, incluso de millones de muertos. Nada que sea ley podría detenerlo.
Y no lo estoy inventando yo, lo está diciendo y denunciando toda la prensa del mundo menos las nuestra.
Capitalismo del desastre es en lo que estamos ahora. Los laboratorios privados solo invierten en investigaciones de salud pública cuando se hacen con la plata de todos, barata o regalada. Así fue con el ébola, como refleja una investigación que se hizo al respecto que abajo citaré.
Lo que pasó con la vacuna del Ebola es tan asqueroso y perverso que calificaría sobradamente para aquel titulo apocalíptico de Jorge Luis Borges y su Historia Universal de la Infamia.
Pero cuál es el capitalismo del desastre. La clave para descifrar el capitalismo del desastre es plantear y dejar convencida a la sociedad que el capital privado es quien mejor está capacitado para investigar y dar al público la producción de las vacunas que pudiéramos llamar sociales para atacar las pandemias, cuando es exactamente lo contrario. He dicho, lo contrario. ¡Y no me quito!
Puede demostrarse que el capitalismo de las ganancias exorbitantes solo investiga lo que nos salva a todos cuando ya los desastres son inatajables. Y lo hace no con capital propio que salga de sus bolsillos, sino con capital público que fluye a borbotones cuando todos estamos en peligro y nadie se detiene a pensarlo cómo les llenamos por obvias razones.
Y aquí traigo ya la cita:
“El verdadero problema con el caso de la vacuna contra el ébola, señalan los autores del informe, no es solo que el dinero fluyó a las arcas privadas. En cambio, se centran en el problema más sistémico: la suposición dominante de que solo el sector privado puede avanzar en el desarrollo de medicamentos y vacunas."
“El informe del Journal advierte que la razón por la cual el laboratorio de Manitoba, financiado con fondos públicos, no desarrolló la vacuna por sí solo no tuvo nada que ver con que sea una institución pesada del sector público alérgica a la innovación, ya que el tropo lo tendría. Más bien, el laboratorio enfrentó no solo presupuestos ajustados, sino, quizás de manera más generalizada, la "sabiduría convencional" que supone que las compañías privadas estarán mejor posicionadas para traer nuevos medicamentos al mercado. Como este caso demuestra ampliamente, estas compañías traen nuevos medicamentos al mercado solo cuando anticipan cobrar una recompensa inhumana”
Y esa “sabiduría convencional” no es nuestra, ni siquiera es natural. Es adquirida. Obedece a décadas de adoctrinamiento y destrucción de la riqueza pública, es decir, de la destrucción de la democracia, en tanto prueba del interés comunitario por excelencia desde la antigüedad griega y, luego, la romana.
Y, desde luego vendría desde más atrás si hubiéramos de creerle a El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, que escribiera un tal Federico Engels.
Y aquí va otra cita:
“Algunos fabricantes de medicamentos que persiguen el dinero, como Purdue Pharma, que a sabiendas se beneficiaron de la crisis de los opioides, son actores tan malos, tan flagrantemente hostiles al interés público, que han sido imposibles de ignorar"
“Pero no solo hay algunos actores malos. Todo el sistema de producción farmacéutica privatizada, como lo demuestra el informe de Brown, está roto. El trabajo de Brown se basa en una creciente oleada de reconocimiento de que necesitamos recrear completamente la industria farmacéutica.
En 2004, el representante de Ohio Dennis Kucinich propuso una legislación que establecería un instituto nacional de investigación y desarrollo biomédico. En 2018, Physicians for a National Health Program, una organización con más de 20.000 miembros en todo Estados Unidos, pidió reformas fundamentales al sistema actual con fines de lucro. Y en las últimas semanas, el Ciudadano Público sin fines de lucro ha demostrado con fuerza como el brote de Coronavirus, es solo el ejemplo más reciente de cómo los intereses privados han corrompido el desarrollo de vacunas”.
Y detrás del asunto de las vacunas está todo el sistema de la privatización del sistema nacional de seguridad social y, obviamente acecha el robo de las pensiones que ha estado denunciando el paro nacional colombiano.
En alguna columna que nunca supe si me publicaron, denuncié que la mejor manera de enfrentar a los virus es suponer que son inteligentes y, fui más allá diciendo que eran más inteligentes que nosotros, y no estoy solo en ello si le creemos al científico francés que si la inteligencia se midiera por la habilidad de contaminar los árboles calificarían como genios, en vez de los humanos.
Imaginemos que el capitalismo es un virus y que es un virus inteligente que es capaz de meternos en nuestras casas, no para practicar el altruismo de defender el bien común sino para amedrentarnos y vendernos la salutación y ganar tiempo para una supuesta vacuna que los más optimistas solo calculan que llegará en año y medio pero que por lo que pasó con el ébola solo ocurrirá en cinco años.
Y no se crea que saldremos por ahí derecho a investigar más vacunas para otros virus que nos acechan. No, así no ocurrirá.
Mientras esto escribía se ha decretado una ayuda multimillonaria en Colombia para los bancos, y todos aplauden como si fuera la cosa más natural del mundo, pero no se ha invertido un peso en mayor dotación de camas, ni en la construcción de un hospital público perfectamente dotado que atienda gratuitamente y, si es del caso, acoja las emergencias que se vayan presentando de las deficiencias regionales que, no lo dudemos un segundo, aflorarán masivamente.
Y no es por ser agorero. Es la matemática y la especificidad oculta del virus la que me dice que ocurrirá. No es sino leer la prensa mundial.
El caso de Italia es concupiscente muestra. ¡Y ellos están mejor dotados!
Nota: las citas las he tomado de “El coronavirus y el ébola muestran que no podemos dejar el desarrollo de vacunas a Big Pharma” publicado por Democracia Colaborativa; The Democracy Collaborative Newsletter.