Hace dos años, en plena estrategia del Grupo Gilinski de metérsele al rancho a los empresarios antioqueños con la toma del GEA, que derivó en la adquisición de Nutresa, catorce de ellos, liderados por el influyente Manuel Santiago Mejía, presidente del enorme grupo familiar Corbeta, hicieron frente común para evitar que se quedaran con el periódico insigne: El Colombiano.
Después de la adquisición que Gabriel Gilinski hizo de Semana en el 2019, la revista que había fundado Felipe López hace 40 años, se supo de su plan de quedarse con El Colombiano que la familia Gómez Martínez planeaba vender. Esta le había comprado su participación a los socios y primos Hernández, quienes, a raíz de la muerte del patriarca, el exsenador conservador Jorge Hernández, habían decidido vender sus medios - así lo habían hecho con La República que terminó adquirida por los Ardila - para así concentrarse en sus otras actividades económicas.
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A la pretensión Gilinski se le sumaba la llegada de Daniel Quintero a la Alcaldía de Medellín con un agresivo discurso contra el sector privado que resultaba una amenaza para la alianza público-privada que se había logrado en el pasado con todos los gobernantes. El derrotado por Quintero fue Alfredo Ramos, hijo del exalcalde y exgobernador Luis Alfredo Ramos quien formó parte de la elite político empresarial antioqueña.
Lo cierto es que después del segundo año el periódico sigue dando pérdidas, superiores a los $ 9 mil millones, pero con una facturación en alza como lo reportó la Superintendencia de Sociedades. Los nuevos dueños no solo arrastraron deudas del periódico, sino también el pago de un altísimo arriendo en una sede construida en un valioso lote que había quedado de la familia Hernández en la partición inicial. El equipo periodístico debió dejar la icónica sede en Envigado y reestructurar la forma de trabajo semi presencial, decisión que no ha afectado el resultado periodístico ni el ejercicio de venta de pauta y otras proyectos que le generan los ingresos que alcanzaron los $ 62 mil millones en el 2023
Con este resultado El Colombiano superó la facturación de Publicaciones Semana que estuvo también por los $62 mil millones y se colocó en el segundo lugar después de El Tiempo, que con el musculo financiero de Luis Carlos Sarmiento logró ingresar operacionalmente $271 mil millones en 2023. Muy por debajo está El Espectador de la familia Santo Domingo con $51 mil millones en ventas, pero con una importante pérdida de $21 mil millones.
¿Cómo les fue a otros periódicos regionales?
El siguiente mejor posicionado fue El Heraldo de Barranquilla, que tiene entre sus dueños a la familia del exalcalde Jaime Pumarejo y que fue el octavo periódico con más ingresos con $21 mil millones, aunque con pérdidas de $6 mil millones.
Por su parte, El País de Cali, el único con el que Gabriel Gilinski finalmente se quedó además de Semana, ocupó la novena con ingresos de $19 mil millones, con unas pérdidas importantes de $14 mil millones.
Le siguió El Universal de Cartagena, en el que parte de la propiedad es de Fernando Araujo y su familia y cuya razón social es Editora del Mar, con ingresos de $14 mil millones y una utilidad negativa de $1,4 mil millones y bastante más abajo quedó La Opinión de Cúcuta en la posición 18 con $6 mil millones de ingresos y unas pérdidas de poco menos de $1 mil millones.
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El informe de comportamiento de medios impresos en el 2023, que presenta la Superintendencia de Sociedades muestra un panorama difícil que amenaza la supervivencia de muchos de estos, que como en el caso de El Colombiano, justifican su existencia no por el ejercicio económico, sino por un propósito político y de fuerza regional pero que puede terminar en una publicación digital, sin incurrir en los gastos de los impresos como es la tendencia en el mundo.
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