Bien decía Adam Smith en su libro Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones que la división del trabajo está limitada por la extensión del mercado.
Según Smith, la división del trabajo es la consecuencia necesaria de cierta propensión de la naturaleza humana a trocar, permutar y cambiar una cosa por otra y es esta capacidad de intercambiar la que da lugar a la división del trabajo, que a su vez está limitada por la extensión del mercado.
Además, Smith dijo “el transporte por agua abre para todos los sectores un mercado más amplio que el que puede abrir solo el transporte terrestre […]”, y que esto traía consigo subdivisión del trabajo y progreso que empezaba en las costas del mar y las orillas de los ríos navegables hasta llegar al interior de los países.
“Así, con la ayuda del transporte por agua, ocho hombres pueden desplazar entre Londres y Edimburgo ida y vuelta la misma mercancía que cincuenta carros guiados por cien hombres y tirados por cuatrocientos caballos”. Si solo fuera factible el transporte terrestre, no sería posible transportar mercancías cuyo precio fuera muy mínimo en relación con su peso, reduciendo así considerablemente el mercado, tan necesario para el progreso de las naciones.
Ahora, ¿miran la importancia del Canal de Suez? Hace poco estuvo bloqueado seis días a causa del encallamiento del buque Ever Given, lo que produjo represamiento de mercancía cargada en más de cuatrocientos buques que esperaban paso al lado y lado del canal.
¡Cuánta razón tenía Smith! Luego, ¿representa esa cantidad de buques la gran división del trabajo y extensión del mercado de diferentes naciones?