Tres días le quedan a Virna Johnson Salcedo como alcaldesa de Santa Marta antes de tener que darle paso a Carlos Pinedo Cuello, quien se ganó el derecho de ser Alcalde después de que el Tribunal Superior del Distrito anuló la tutela que habría habilitado a Jorge Agudelo para inscribir su candidatura a la alcaldía con la cual buscaban garantizar la continuidad de Fuerza Ciudadana por otros cuatro años. Este es el mismo movimiento al que pertenece la actual alcaldesa y que inicialmente inscribió en el tarjetón, a Patricia Caicedo, hermana del nuevo barón político del Magdalena y líder del movimiento, Carlos Caicedo.
En 2019, el respaldo de Caicedo fue clave para que Johnson ganara holgadamente las elecciones para la Alcaldía de Santa Marta, en las que obtuvo 130.087, casi 100.000 más que el conservador Juan Carlos Palacio Salas, y un aplastante 63,43 %. Con su victoria, Carlos Caicedo se aseguró 12 años de poder en la capital del Magdalena y por poco se va a los 16.
A Virna Johnson la ayudó, además, la alta aceptación con la que terminó el periodo su predecesor Rafael Martínez, también militante de Fuerza Ciudadana y gobernador electo del Magdalena, aunque tiene su elección demandada por doble militancia.
Martínez fue el sucesor de Caicedo en un momento en el que estaba al alza con su promesa de enterrar la vieja clase política de Santa Marta que había gobernado durante décadas –Vives, Cotes, Diaz Granados, Zuñiga, Caballero Dávila, - y que algunos de sus miembros terminaron condenados por la Parapolítica. Caicedo dio varios golpes de opinión incluyendo una Acción popular contra Metroagua convertida en un centro de corrupción orquestada por los españoles de Inassa que tenía a Santa Marta, como sigue ocurriendo después de 12 años de Fuerza Ciudadana en el gobierno.
Virna Johnson llegaba con la expectativa de ser de confianza de Carlos Caicedo desde sus tiempos en la Universidad del Magdalena, donde fue asistente de Rectoría, Vicerrectora administrativa y financiera, Jefe de cartera y Directora de prácticas profesionales. Caicedo le dio juego en su Alcaldía y la nombró gerente de la Empresa de Servicios Públicos de Aseo del Distrito (Espa), Secretaria de Hacienda y Gerente del Sistema Estratégico de Transporte Público (Setp), otro de las frustraciones en los 12 años de gobierno de Fuerza Ciudadana. No estuvo en el tema de los servicios públicos y en la creación de la Essmar, como sí Patricia Caicedo, cuando esta fue intervenida por el gobierno nacional.
Más allá de ser una persona conocida en la ciudad, Virna Johnson se vendió, igual que Caicedo, como personas venidas de abajo, echas a pulso con esfuerza propios, sencilla y austera como quiso respaldarlo en la Declaración de bienes y renta que presentó para posesionarse el 3 de enero de 2020 , un requisito por lo demás obligatorio de todos los funcionarios públicos.
En dicha declaración, Virna Johnson reportó que, en el año gravable anterior, es decir 2019, había percibido únicamente $ 40 millones –un ingreso que a duras penas superaba los $ 3 millones mensuales- , todo por concepto de rentas. Asimismo, reportó que solo contaba con dos bienes: una casa de $ 244 millones, un carro de $ 100 millones y deudas que superaban los $ 140 millones.
Cuatro años después, la samaria ya está lista para estrenar el lugar donde pasará sus días como exalcaldesa. Nada más ni nada menos que un apartamento en el lujoso Edificio Barcelona, ubicado a orillas de la playa en Bello Horizonte, Santa Marta. Este inmueble de 313 metros cuadrados tiene un costo superior a los $ 3.000 millones de pesos.
En su momento, el periodista Polo Díaz-Granados, director del medio Seguimiento.co, reportó el interés de Johnson en adquirir un inmueble en dicho edificio, pero, adicional a eso, también denunció que cuando llegó a la Alcaldía era propietaria de un apartamento también lujoso en Punta Betín. Tiempo en que sus ingresos anuales eran de $ 40 millones.
Más allá de esta controversia, la Alcaldía de Virna Johnson termina con un sabor agridulce, no solo por la investigación de la Procuraduría que tiene encima por posibles irregularidades en un contrato de más de $ 970 millones para la implementación de un programa que garantice la participación ciudadana y el fortalecimiento de la democracia en el que no se evidenció que la mayor parte del presupuesto estaba destinada a elementos de papelería, sino también por el llamado a rendir cuentas por irregularidades en el proceso de contratación del diseño del Acueducto El Curval.
Para completar, junto con su líder político, se han encargado de que la llegada de Carlos Pinedo a la Alcaldía de Santa Marta sea lo más tumultuosa posible, puesto que, al no reconocer su victoria, la capital del Magdalena se convirtió en el último municipio del país en comenzar el empalme, herramienta diseñada para una transición armoniosa entre las dos administraciones.
Contrario a lo que se evidenció en otras ciudades como Bogotá o Medellín, cuyos empalmes comenzaron el 2 y el 9 de noviembre, respectivamente, el de Santa Marta apenas se inició el 11 de diciembre y el propio Pinedo Cuello ha asegurado que el proceso ha sido ineficiente y que “no ha fluido”. Las redes sociales en Santa Marta están encendidas mostrando fotos del afanoso movimiento de los funcionarios que dejan la Alcaldía este 31 de diciembre.
