Hay un chiste que dice que los economistas se gastan la mitad del tiempo haciendo pronósticos y la otra mitad explicando por qué no se cumplieron, creo que la crisis actual hará que esta broma se repita.
Hasta el momento los mercados han sido optimistas y han tenido un comportamiento opuesto a los resultados de la economía real. De hecho, la mayoría de los analistas esperan el fin de la crisis para finales de año y el inicio de la recuperación, para 2021; además, indican que se necesitan unos dos o tres años para estar en los niveles previos.
Sin embargo, pienso que esto no va a ser así, especialmente en Colombia. Antes de fin de año se presentará una fuerte corrección en los mercados, acercando sus índices al desempeño real de la economía, como ya empezó a suceder con las pérdidas de los gigantes tecnológicos. La mayoría de estos aumentos corresponden a movimientos especulativos y estos inexorablemente serán corregidos.
Es posible que para fines del año tengamos una vacuna, pero su distribución masiva tomará como mínimo un año más, lo que significa que el fin de la crisis sanitaria puede estar cerca, pero el de la económica no, ya que seguirá contraído el consumo por un largo período y con las tasas de interés en mínimos históricos, la deuda pública y el desempleo disparados, los gobiernos tienen poco margen de maniobra.
Uno de los indicadores infalibles de las recesiones económicas es el desempleo y este ha alcanzado cotas inesperadas en todo el mundo. Cuando culmine la crisis sanitaria, los países con mercados laborales flexibles podrán recuperar de manera rápida los empleos perdidos, no así Colombia.
Igualmente, las reformas estructurales necesarias para salir de la crisis (reforma laboral, pensional y de impuestos como mínimo) no se podrán concretar, es posible incluso que se presenten reformas en la dirección contraria. Nos acercamos a un período de intensa agitación social la cual se ha apaciguado parcialmente por la crisis, pero retornará con fuerza, atizada por políticos que ven en esto una oportunidad para las próximas elecciones.
La extrema polarización, la incapacidad de generar consensos para realizar cambios estructurales, el incremento del narcotráfico y el resurgir de la violencia a niveles en los que solo falta que vuelvan las pescas milagrosas hace que la confianza se deteriore cada vez más y prolongarán de manera dolorosa e innecesaria la recuperación de la crisis más grande que nos ha tocado enfrentar en nuestras vidas.
