Antonio Caballero (Q.E.P.D.) dijo en varias entrevistas y columnas que la izquierda en Colombia solo servía para contrarrestar el poder, no para que estuviera en él, que servía para hacerle oposición a los que siempre han estado en el poder: la derecha, y todos esos años de Uribe, Santos y Duque ser mamerto era la vanguardia pensábamos y actuábamos distinto, nos vestíamos diferente, oíamos música interesante, estudiábamos artes plásticas, humanidades y Cine; todas esas carreras que no dan un peso… pero nos sentíamos lo máximo llevando las banderas de la contracultura, de lo cool.
Entonces creímos tragarnos el mundo cuando Petro ganó; “ahora sí vamos a cambiar este país” nos decíamos abrazándonos entre lágrimas de felicidad, pero año y medio después de este paréntesis llamado el primer gobierno progresista en 200 años de vida republicana, las cosas no han salido tan cool como pensábamos, cualquier director de documentales por ejemplo que esperaba que en este gobierno le financiaran proyectos, no le debió gustar mucho ver que al esposo de la exministra Irene Vélez le dieron sendos contratos con RTVC para hacer productos audiovisuales muchos de ellos en formato Documental, o el típico mamerto del barrio la Candelaria que tenía su proyectico de “los Grafitis y su resignificación en el neo urbanismo” guardado porque se lo habían rechazado mil veces, vio en el nombramiento de Patricia Ariza como Ministra de Cultura su momento, su cuarto de hora, pero se estrelló contra una pared porque ella tenía la orden de financiar proyectos en la Colombia profunda y la Candelaria pues no lo es, a eso sumémosle como se debió sentir la misma Ariza cuando vio primero en Twitter que la habían echado y después si le llegó la carta formal de despido.
Ese es el estilo que todos temíamos cuando votamos por Petro, el del déspota llevado de su parecer pero igual teníamos que hacer la apuesta y en ese momento la ganamos, lo que pasa es que ahora no queremos ver o si lo hacemos es con el rabillo del ojo las 150 masacres ocurridas desde enero a noviembre de este año, o los 287 secuestros hasta octubre, cifra nunca antes reportada desde 2016; detesto entonces darle la razón a la derecha cuando se pregunta ¿Dónde están Mario Muñoz de Dr Krapula o Adriana Lucia que no están en las calles gritando #nosestanmatando? ¿Contamos esta vez las masacres, pero pasito? Maldita sea, tienen razón.
Si la izquierda quiere seguir en el poder tiene 2 años y medio para repensarse en como existir con la menor influencia de Petro posible, que termine su gobierno viendo como matan gente con su ingenuidad pasmosa cuando se trata de negociar con los elenos o las disidencias de las FARC como si fueran unas monjitas voladoras con ideales políticos de hace 80 años de la Unión Soviética a manera de escaparate o excusa para extorsionar, carnetizar y desplazar población tratando (y logrando hasta ahora) de verle la cara al Presidente (bueno, al momento de escribir esta columna Petro parece que por fin se está parando más duro).
El caso es que toca imaginarnos una izquierda sin Petro urgente o el péndulo se irá tanto a la derecha que en 2026 tendremos nuestra propia versión de Milei, Madame Fedegan o el emperadorcito de paja ese de Barbosa y los mamertos volveríamos a ser lo que decía Caballero: Oposición.
Y hasta sería bueno volver a salir a las calles a mostrar nuestra empatía por los desfavorecidos que no fueron tan favorecidos en el gobierno de Gustavo Francisco, a gritar #nosestanmatando porque las masacres no cesarán, porque el gobierno de izquierda entendió la estructuralidad del problema para acabarlas pero no lo hizo, o no lo dejaron ya no importa, el caso es que nosotros los mamertos podamos seguir quejándonos y sintiéndonos superiores intelectualmente porque “nuestro privilegio sobre el conocimiento no nos nubla nuestra empatía” y volveremos a presentar proyectos al Ministerio de Cultura por y para nosotros únicamente a ver si nos los aprueban algún día porque en la Potencia mundial de la vida como que ya no se pudo.
*Agradecimientos a Fabricio Puerta, realizador audiovisual.