Cuando ser maestra era un oficio más que sacrificado
Opinión

Cuando ser maestra era un oficio más que sacrificado

La tensión entre una escuela autoritaria, moralista, frente a una escuela para el ejercicio de la libertad y el respeto por la diferencia, sigue latente

Por:
noviembre 23, 2015
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Pocos profesionales  han estado sometidas al ojo vigilante de la moral pública y de la “suprema inspección y vigilancia del Estado” como una maestra o una maestro.

A ningún otro profesional se le exigen tantas virtudes, valores, paradigmas de comportamiento, ejemplos a seguir. A cambio de la obligación de encarnar e inculcar  los valores de la sociedad reciben muy poco. No es de ahora, ha sido desde siempre. No es solo en Colombia.

En 1923 a una maestra española se le exigía en su contrato de trabajo:

  1. No casarse. Este contrato queda automáticamente anulado y sin efecto si la maestra se casa
  2. No andar en compañía de hombres
  3. Estar en su casa entre las 8 de la noche y las seis de la mañana, a menos que sea para atender en función escolar.
  4. No pasearse por heladerías del centro de la ciudad.
  5. No abandonar la ciudad bajo ningún concepto sin permiso del presidente del Consejo de Delegados.
  6. No fumar cigarrillos. Este contrato queda automáticamente anulado y sin efecto si se encontrara a la maestra fumando
  7. No beber cerveza, vino ni whisky. Este contrato queda automáticamente anulado y sin efecto si la maestra se le sorprende bebiendo cerveza, vino o whisky
  8. No viajar en coche o automóvil con ningún hombre excepto su hermano o su padre
  9. No vestir ropas de colores brillantes.
  10. No teñirse el pelo
  11. Usar al menos dos enaguas
  12. No usar vestidos que tengan más de cinco centímetros por encima de los tobillos
  13. Mantener limpia el aula.
    1. Barrer al el suelo al menos una vez al día
    2. Fregar el suelo del aula al menos una vez por semana con agua caliente
    3. Limpiar la pizarra al menos una vez al día.
    4. Encender el fuego a las 7 de la mañana, de modo que el aula este caliente a las ocho cuando lleguen los niños.
  14. No usar polvos faciales, no maquillarse, ni pintarse la boca. (Ver documento original)

Los maestros en Colombia también fueron sometidos a regímenes oprobiosos y antidemocráticos en el ejercicio de su profesión. Por ejemplo, durante el gobierno de Laureano Gómez, se expidió el Decreto1135 de 1952 (mayo 7), que contemplaba normas como la siguiente:

“Artículo 35.  Se entiende por incompetencia para el ejercicio del Magisterio:  a) La falta de preparación intelectual, de formación moral, de consagración o métodos  para  la  acción escolar o de  otras  condiciones  necesarias  para la  educación y la  enseñanza del niño.  Estas deficiencias se comprueban con la no aprobación del sesenta por ciento del grupo escolar o con la impuntualidad en el cumplimiento del deber, o con la incapacidad para  implantar y mantener la  organización y la disciplina o con el empleo de  sistemas  antipedagógicos, o con la  falta  de  interés  o de  autoridad moral o intelectual para  la  misión educadora o cualquier hecho equivalente a los anteriormente enumerados.

Artículo 36. Se entiende por falta de aptitud o incapacidad física: Adolecer de cualquiera de los defectos físicos o enfermedades siguientes: Tuberculosis, lepra,  sífilis,  demencias,  defectos  físicos  notorios, voz bitonal  o nasal,  tartamudez, deficiencias graves de visión o audición, en los términos que el Ministerio de Educación determine.

Se entiende por mala conducta
la embriaguez frecuente, el vicio del juego,
el amancebamiento, el adulterio

Artículo 37. Se entiende por mala conducta: a) La  comisión de  un delito,  salvo los  casos de  justificación y de  excusa  contemplados en el Código Penal;  b) Haber sido sancionado por contravenciones por dos o más veces;  c) La embriaguez frecuente;  d) El vicio del juego;  e) El amancebamiento;  f) El adulterio;  g) El irrespeto a la dignidad sacerdotal o clerical;  h) El abandono del hogar;  i)  La intervención en política de partido, como conferencias, campañas en pro o en contra de  candidaturas  para cargos  de elección popular,  propagandas  periodísticas o participación en juntas políticas;.  j)  Hacer uso  indebido de  los  fondos  de  los  restaurantes escolares,  cooperativas  escolares o de los bienes de la escuela;  k) Desobediencia a  las  normas  del  Gobierno o de  los  superiores  en materia  de  educación pública, o la sistemática renuencia o indiferencia para cumplirlas;  l)  La prostitución de la mujer.

Artículo 38. Se presume la mala  conducta, y es suficiente  causa para la  exclusión del  Escalafón,  en el Maestro o Maestra que  dé motivos  a  comentarios  adversos sobre su conducta moral.

Parágrafo.  Solo se  aceptarán como pruebas  para la  comprobación de este hecho,  la  certificación juramentada del respectivo párroco y las declaraciones  también juramentadas  recibidas ante  un juez  competente,  de  tres  vecinos de  insospechable  honorabilidad, a juicio de la primera autoridad administrativa del lugar.”

Por fortuna las maestras y maestros, fruto de la lucha librada por el gremio docente, tienen hoy un régimen disciplinario que consagra libertades y derechos básicos y esenciales para el ejercicio de su profesión. En el empeño por conquistar su autonomía profesional y el respeto a libertades como la libertad de cátedra hicieron suyo el llamado de Estanislao Zuleta “para que se eduquen  así mismos, luchen por sí mismos, por una nueva sociedad, y para ello necesitan de su autonomía, ser sujetos de su historia y de su labor pedagógica y educativa.  (Educación disciplina y voluntad de saber. E. Zuleta)

Sin embargo la tensión entre una escuela autoritaria, moralista, vertical, domesticadora frente a una escuela para el ejercicio de la libertad, para despertar la pasión por el conocimiento, para la convivencia y el respeto por la diferencia, sigue latente. De igual manera el trato autoritario a los maestros por parte del Estado, en oposición al esperado reconocimiento profesional, el respeto a su dignidad profesional, es una tentación de los gobiernos, un rezago del pasado al cual se echa mano recurrentemente  para imponer la política educativa.

Posdata: “Hay una relación necesaria, generalmente mala, entre educación y autoridad. La autoridad no ha sido nunca buena educadora. Esto ya lo sabían los griegos. La educación no es ni debe ser necesariamente domesticación. Cuando la educación no es más que convertir al otro en la  imagen que nosotros tenemos del deber ser, es una mala educación”. (E. Zuleta)

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