¿Cuándo se retirará Uribe?

¿Cuándo se retirará Uribe?

El expresidente es un hueso difícil de roer y un polemista indestructible

Por: Edgar Giraldo Alzate
junio 15, 2018
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¿Cuándo se retirará Uribe?
Foto: Leonel Cordero - Las2orillas

Alfonso López Michelsen (1974- 1978) decía con mucha gracia que los expresidentes “somos como los muebles viejos, porque en cualquier sitio de la casa donde nos coloquen, siempre vamos a estorbar”.

Casi todos los exmandatarios entienden esto y llegado el momento se dedican a jugar golf, a pasear a los nietos, escribir sus memorias, charlar con los periodistas, reconstruir su vida familiar y en especial, a reconquistar a sus pobres mujercitas, quienes son las víctimas más afectadas por el intenso trajín político.

Álvaro Uribe, siempre polémico, resolvió hacer añicos la regla lopista y regresó al Senado a enfrentar a sus detractores, a sabiendas de que la izquierda lo iba a moler a palos, acusándolo de paramilitar, asesino y ladrón. Hubiese sido más cómodo evadir las acusaciones criminales en su contra, escudándose detrás de la coraza de su inmunidad. Sin embargo, también renunció a su inmunidad de expresidente.

¿Entonces por qué volvió Uribe al Senado?

Lo hizo para atacar la mesa de diálogos de La Habana. Tanto Uribe como las Farc conocían de antemano que firmar un acuerdo de paz era un formulismo que no llegaba a ninguna parte. Los guerrilleros tienen muy claro que en un par de años la lucha seguirá igual de virulenta, porque según la lógica marxista mientras haya condiciones de pobreza existirá lucha de clases. Tal es la razón de existir de las supuestas disidencias y de los campamentos bien cercanos a las fronteras. Por igual razón, creo yo que no entregaron todas la armas, ni los dineros mal habidos y continuaron exportando cocaína.

Marx definió la paz “como ausencia de oposición al socialismo”, esto quiere decir que para los marxistas existirá la paz cuando todos los reaccionarios, burgueses y revisionistas estén bien momificados en el cementerio. La estrategia básica es ganar tiempo y retroceder un paso para avanzar dos. En ese orden de ideas se entiende la lógica petrista de jugar al centrista inofensivo: los terroristas siempre mienten y usan las negociaciones solo para ganar tiempo mientras llega el socialismo.

La primera frase de Fidel Castro cuando asumió el mando fue “No soy socialista y jamás lo he sido”. Unos meses más tarde, cambió de chip y se atornilló en el poder. En un escenario macabro, Petro diría lo mismo

Pero regresando al Senado en esta legislatura que termina, la izquierda diseñó una estrategia, una especie de “tenaza diabólica”, que quería sacarle los ojos a Uribe en dos frentes. Por un lado, en el mismo Senado y por el otro, atacarlo desde Venezuela.

No pasaba un día sin que el presidente Maduro apretara y acusara a Uribe de manejar un complot para asesinarlo o coordinar con los gringos un plan con la CIA para desestabilizar el país.

Paralelamente, el senador Iván Cepeda, hijo de un candidato de izquierda asesinado, era el encargado de apretar el otro mango. En cada intervención Cepeda agotaba dos horas enumerando los crímenes cometidos por Uribe, desde la A hasta la Z y le quedaba faltando tiempo. A su vez, el expresidente usaba el mismo espacio para enumerar las atrocidades de su oponente.

El enfrentamiento era agrio. Cepeda perdió a su padre a manos de fuerzas oscuras de la ultraderecha cuando este representaba la extinta UP. como candidato presidencial. A su vez, Uribe también perdió al suyo a manos de la guerrilla. Es decir, ambos contrincantes tienen el corazón envenenado y han enervado la actual campaña presidencial.

Uribe es un hueso difícil de roer y un polemista indestructible. Siendo presidente, alguna vez se metió a una cabina de radio de un programa en vivo, se enfrentó a los cinco más avezados y punzantes periodistas de todo el país; quienes juntos fueron incapaces de acorralar al presidente. Durante dos horas los periodistas fueron apaleados sin misericordia por Uribe y este salió del trance, sin siquiera despeinarse.

Las armas de Uribe son una memoria prodigiosa, una lógica matemática en la ilación de argumentos y contraargumentos, y un carácter fuerte que jamás se rinde. Nunca pierde la calma y cuando se enfurece es solo un truco bien planeado.

Ahora que Uribe regresa al Senado va a tener muchos más enemigos. Para empezar tenemos a Antanas Mockus, quien ya salió del closet. Así que Uribe enfrentará una tenaza aún más demoledora: Cepeda-Mockus.

Por eso, no me imagino a Uribe fuera del Senado, lejos de la política y convertido un mueble más en el decorado de su hogar. Él es como esos sillones clásicos que las familias heredan de generación en generación, que fueron fabricados en cedro cerrero, remachados con clavos de bronce y luego forrados con cuero de piel de toro de lidia.

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