En América Latina, la llamada izquierda, especialmente la fracción más alucinada (que sigue los dogmas marxistas y que tiene un discurso miserabilista y fatalista), le echa la culpa de todos los males de la región a los Estados Unidos, escondiendo con ello las verdaderas causas que afligen a nuestros pueblos. Por ejemplo, ellos ahora olvidan que en Latinoamérica por cuenta de la pandemia del coronavirus (originado y propagado desde China) aumentará la pobreza en treinta millones de personas y miles de desplazamientos internos se provocarán, según Acción Contra el Hambre. Además, a lo anterior se le deben agregar los millones de refugiados que saldrán de sus países en busca de alimentos, teniendo el caso más conmovedor con Venezuela.
Con la situación descrita previamente se demuestra que a las camarillas comunistas en nada les interesa el hambre o la salud de los ciudadanos, ya que lo que les importa es el poder. Para ello utilizan la violencia y los aparatos propagandísticos, con los que buscan perpetuar a sus regímenes. Así pues, el discurso sesgado de la mamertería seguirá focalizado en contra de Estados Unidos y atacando a los gobiernos democráticos de la región, a los cuales busca defenestrar, eso sí ocultando al responsable de la COVID-19.
Con eso claro, cabe subrayar que a la tragedia se le sumará la caída en Latinoamérica este año del PIB en -7,2%, según el Banco Mundial, lo que mostraría a la región como la más perjudicada del mundo... todo gracias al partido comunista chino. Esto con el agregado de que las exportaciones de los países al sur del río Bravo caerán en el 2020 el -43%. Sin embargo, el comunismo totalitario como padre de la mentira (con sus idiotas útiles y aliados) continuará utilizando esa situación de pobreza como caldo de cultivo para sus torvos fines.
Ahora bien, la denominada izquierda, en su corriente luciferina, sueña con la caída de “imperio” por el coronavirus y las protestas antirraciales, olvidando que el mismo presidente Donald Trump en el discurso anual de la Asamblea General de la ONU (el 24 de septiembre de 2019) hizo una exaltación al patriotismo y al nacionalismo, rechazando la globalización, lo que dice mucho acerca del futuro económico de las naciones, amén de la peste china, que es un motivo de más para dejar en cuidados intensivos al comercio mundial.
Sabiendo todo esto, a los que dan vítores por el posible derrumbe del “imperio” habrá que recordarles que los mayores acaudalados del mundo se encuentran en Estados Unidos y los diez más ricos de ese país pueden reunir cerca de novecientos mil millones de dólares, cifra que supera el presupuesto anual de los países latinoamericanos, cuyo PIB solo representa el 10% mundial y que con el coronavirus disminuirá de manera notable. Además, las grandes fortunas norteamericanas han aumentado con la crisis sanitaria, en razón de lo cual un país como Colombia debe pensar de puertas para adentro, con un multilateralismo relativo, haciendo una labor pedagógica y cultural, especialmente en la juventud, para que no se deje llevar de los cantos de sirena del totalitarismo comunista con sus diversas denominaciones.
Los libertarios del siglo XIX no se equivocaron al vaticinar que el comunismo de Karl Marx se convertiría en la madre de la pobreza en el mundo, no solo cuando se tomara el poder en algún país, sino también por su accionar burocrático y entorpecedor, como lo hemos visto en la actualidad con el virus chino: el régimen comunista no le dio la alerta temprana a la humanidad sobre la peste que desde agosto del año pasado se pudo estar propagando en China, de acuerdo a una investigación del Harvard Medical School.
Esto confirma lo calamitoso que ha sido en su aplicación práctica el marxismo para la humanidad, por esa razón no está de más recordar que los sofismas del padre del comunismo fueron repudiados por los obreros en la Internacional de los Trabajadores del siglo antepasado, con la orientación de Mijaíl Bakunin, quien de una manera magistral describió la ruina del marxismo en un tratado llamado La libertad.
De este modo, las personas con más de dos dedos de frente en Latinoamérica juiciosamente deben rechazar al comunismo totalitario en sus distintas presentaciones, pues este usa cualquier patraña para ganarse a las personas que son inquietas y les falta capacidad de discernimiento. Lo anterior, lo hacen por ejemplo con el ecologismo, a pesar de que el país que más contamina la atmósfera es China, que bajo la dictadura comunista envía doce mil millones de toneladas de CO2 anuales; o a que en Colombia el grupo terrorista del ELN es el principal ecocida, puesto que durante 34 años ha volado los oleoductos, incrementando la pobreza en las regiones por donde pasa el tubo y cometiendo un crimen ambiental con la flora y la fauna.
Para cerrar, hay que decir que el comunismo es el mayor propiciador de la pobreza en el mundo y que la excusa que usan los mamertos al culpar al “imperio” simplemente es una treta para ocultar la responsabilidad de la gran farsa marxista por las angustias que vive la humanidad, no solo por su accionar criminal (cuando ha buscado o defendido el poder político) sino en la actualidad con el coronavirus (que le trae a la tierra, fuera de cientos de miles de muertos y millones de contagiados, un aumento significativo de la pobreza).