Naturalmente cuando hablamos de derechos inalienables, como el derecho humano de tener acceso oportuno al agua en condiciones de calidad, obligatoriamente debemos explorar con franqueza qué sucede en nuestro entorno para poder determinar oportunamente las circunstancias que impiden el mejoramiento de las condiciones mínimas de subsistencia y brindar soluciones. En este caso, vamos a mirar Barrancabermeja, una población pujante, amable, con mucho futuro, rica en recursos naturales, pero desvalorada por sus gobernantes en los últimos años.
Hace varios lustros, concretamente en el año 1982, investigadores de la Universidad Industrial de Santander afirmaron científicamente que el agua de Barrancabermeja no es potable. Y efectivamente han transcurrido más de 34 años, y el agua es suministrada con lodo, turbiedad, cianuro, hierro, mercurio, fenoles y aluminio, afectando constantemente la salud de las personas que consumen el agua de la ciudad.
De hecho, en el análisis Barrancabermeja y el Eterno Problema del Agua. Un Análisis desde la Regulación (Universidad Nacional) se indicó que no se puede admitir que dicha ciudad siendo una de los grandes receptoras de regalías a nivel nacional tenga que afrontar problemas con la prestación del servicio de acueducto. Realmente, debería ser un ejemplo a nivel nacional e internacional frente al cuidado y tratamiento del agua, precisamente por los diverso pasivos ambientales que se registran en dicha municipalidad.
Así mismo, entre el año 2014 y 2015, la Universidad Pontificia Bolivariana de Bucaramanga, dentro del estudio llamado Diagnóstico del Estado Actual de la Ciénaga San Silvestre Contemplado en el Marco del Proyecto de desarrollo de la Gestión Integral del Recurso Hídrico del Municipio de Barrancabermeja, determinó que el agua de la ciudad tenía un aumento de amoniaco, plata, fenoles y una presencia anormal de mercurio. Esta última identificada como una sustancia que afecta negativamente el desarrollo del cerebro y del resto del sistema nervioso, la función cognitiva, la memoria, la atención, el habla y las actividades visuoespaciales y motoras finas (Organización Mundial de la Salud, 2011)”.
Recientemente se publicitó que la administración municipal de Barrancabermeja y el laboratorio Lasertec rindieron un informe frente a la calidad del agua, destacando literalmente: “De los puntos monitoreados, el correspondiente a la descarga de lodos de la PTAP de Aguas de Barrancabermeja S.A. E.S.P. y la descarga de los lodos de la PTAP en la ciénaga (punto de mezcla), es el que presenta condiciones de calidad más desfavorables, debido a afectaciones por contaminación de un alto contenido de materia orgánica e inorgánico, con concentraciones detectables de cianuro, hierro y aluminio, estos dos últimos son característicos de este tipo de lodos producidos en sistemas de potabilización de agua”. Por ello, particularmente, se deduce que en la muestra de agua tomada en afluentes contiguos al relleno sanitario de la Empresa Rediba y Anchicayá se encuentra en un estado crítico que pone en duda la potabilidad del agua.
En respuesta a lo anterior, la Secretaría de Medio Ambiente de Barrancabermeja ejecutó el Contrato Número 1397-18, donde se estableció como objeto contractual: “Prestación de Servicios para la toma, análisis y presentación de resultados de muestras de la calidad de agua de los diferentes cuerpos hídricos del municipio de Barrancabermeja”. Aunque se realizaron múltiples visitas técnicas a los afluentes de la ciénaga San Silvestre y Caño Picho o Rosario, no se develó ni suministró con claridad una propuesta administrativa o empresarial que pusiera fin a los problemas de inocuidad y aceptabilidad de los sistemas de abastecimiento de agua de consumo en la ciudad.
Empero, dentro del deber ser del tratamiento del agua, la Organización Mundial de la Salud recomienda que la adecuada vigilancia de la calidad del agua de consumo busca la “evaluación y examen, de forma continua y vigilante, desde el punto de vista de la salud pública, de la inocuidad y aceptabilidad de los sistemas de abastecimiento de agua de consumo” (OMS, 1976). En esa medida, la administración municipal, a través de la Empresa Aguas de Barrancabermeja S.A, tiene una responsabilidad continua y persistente de determinar la calidad y la inocuidad del agua que produce.
Deben integrar dentro de sus labores lo establecido por la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios que ha concluido que en los municipios donde el IRCA [1] es superior al 5%, que permite establecer que el agua no apta para consumo humano por atrasos en la construcción de un lugar adecuado captación, plantas de tratamiento y redes de distribución, deficiencia de las empresas prestadoras del servicio de acueducto en la capacidad operativa, y fallas en la calidad y cantidad de la información reportada en el SIVICAP (SSPD, 2011) [2].
En este tiempo el índice de calidad de agua permite el análisis de condiciones de calidad en puntos específicos de una corriente en el momento que se realiza la medición. Normativamente se ha establecido que el impacto del uso de mercurio se analiza a partir de su presencia en agua en concentraciones que exceden 0,002 mg/ml, el límite máximo permisible según el criterio estipulado en el Decreto 1594 de 1984, cuando el agua se destina a consumo humano y uso doméstico [3].
Ciertamente el mejor método de empezar algo es dejar de hablar de ello y empezar a cumplirlo aplicando los anteriores referentes normativos y científicos, utilizando todos los mecanismos jurídicos, administrativos o políticos que permitan compeler a la empresa Aguas de Barrancabermeja S.A E.S.P a que preste un servicio de agua con las cualidades que generalmente la caracterizan (incoloro, inodoro, insaboro).
Por ese panorama, no podemos desviar la mirada y sufrir de obcecación cuando las futuras generaciones necesitan con urgencia que seamos amigables con el medio ambiente, precisamente para garantizar la subsistencia de todos, porque los problemas con el medio ambiente dejaron de ser afirmaciones metafóricas o un simple amor platónico por la naturaleza.
Actualmente, nos encontramos frente a la disyuntiva de elegir la vida sobre la muerte, la eficiencia sobre la desidia institucional, la ética pública sobre los reiterados actos de corrupción que afectan negativamente los recursos destinados a mejorar la calidad del agua y conexamente el desarrollo armónico de las familias y la sociedad.
[1] Índice de Riesgo de la Calidad del Agua para consumo humano (IRCA), “es el grado de riesgo de ocurrencia de enfermedades relacionadas con el no cumplimiento de las características físicas, químicas y microbiológicas del agua para consumo humano” según el Artículo 12 del Decreto 1575 de 2007 (Ministerio de Protección Social, 2007).
[2] La calidad del agua para consumo humano. Autor: Lina María Carreño Correa y Max Alberto Toro. Subdirección de Estudios Ambientales - Ideam.
[3] Informe del estado del medio ambiente y los recursos naturales renovables 2011. Pag. 74.