En los últimos días, la Corte Constitucional decidió otorgar la personería jurídica nuevamente al movimiento del Nuevo Liberalismo, que fue fundado, entre otros, por Luis Carlos Galán Sarmiento, asesinado en medio de la campaña para la elección presidencial de 1990.
En esta discusión del año 1986, uno de los primeros debates presidenciales televisados, Galán conversa con Álvaro Gómez Hurtado. En el video, desde el minuto 15:10 se evidencia cómo el candidato liberal defiende el mecanismo de expropiación como necesario. Han tenido que pasar años para que desde este histórico debate, en el que un liberal defendía la expropiación, hayamos pasado a verla como casi un delito en el debate público.
El video de un joven Galán defendiendo la expropiación, basado en el principio constitucional de la función social de la tierra de aquel momento, nos muestra cómo se ha girado y radicalizado la discusión en torno al tema.
Existe actualmente un amplio consenso en que hay una gran concentración de la tierra en Colombia. Sin embargo, en este mismo momento mecanismos legales como la expropiación son anulados de plano en el debate público; incluso medidas tan supremamente moderadas como un impuesto a la tierra improductiva se convierte en una propuesta casi delirante en el debate político.
En el momento en que Galán defendía su propuesta las grandes propiedades de más de 500 hectáreas ocupaban el 23,3 % del territorio, mientras que para 2014 esta cifra estaba en 68,2 %, según un informe sobre la concentración de la tierra hecho por Oxfam en el que se toma como base las cifras del Instituto Geográfico Agustín Codazzi recogidas en el Censo Nacional Agropecuario de 2014.
¿Cómo explicar, entonces, que mientras las grandes propiedades aumentaban su peso en el territorio, sumando así presión en el campo y un desplazamiento masivo a las ciudades (catalizado por una fuerza paramilitar supremamente violenta y con un proyecto de acumulación agrario tan claro), las propuestas de reforma agraria estén tan mal vistas?
El motivo principal para explicar este hecho es que se ha consolidado un proyecto político, ideológicamente coherente y con anclajes dentro del Estado, particularmente en el sector defensa (impulsando allí sectores paraestatales), con una gran inyección de recursos (con fuentes de todos los pelambres), y con una gran capacidad hasta hace poco de popularizar una propuesta que beneficia minorías, pero que se instala en las capas populares mediante la aspiración y la ideología del emprenderismo y potenciado por medio de productos culturales.
Es decir, la fuerza terrateniente del país ha pasado de ser un actor, incluso mal visto por sectores de la oligarquía más ligados a la industria y al ramo financiero, a ser por un buen tiempo el sector político que dirigió hegemónicamente la sociedad colombiana por casi 20 años. Eso es a lo que llamamos uribismo, pero que tiene expresiones mucho mas amplias e implicaciones políticas mas profundas que el de un caudillismo en decadencia.
Esta organización política es la que permite entender cómo aun cuando las condiciones materiales y estructurales de la tenencia de la tierra se han deteriorado de una manera tan evidente, los instrumentos que podrían corregir y volver esta estructura un poco más justa han terminado por ser desechados de plano en el debate político, incluso por tener impactos electorales y políticos profundos.
Vea el debate completo entre Galán y Gómez Hurtado aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=TbElNsrwIL0&ab_channel=%C3%81lvaroG%C3%B3mezHurtado