Leía algunas investigaciones realizadas algunos años por psicólogos del área social y cognitiva abordando el tema del éxito y me resultó muy interesante e incluso contra-intuitivo notar cómo este constructo se entendía como un fenómeno no sólo dependiente de factores externos y aleatorios, sino con muy estrecho margen de control personal.
Al parecer, el éxito es la suma de las variables: aptitud personal, y suerte.
Por supuesto que la labor para conseguir el éxito consiste en reducir al máximo el espacio a los factores aleatorios, por ejemplo, en un partido de fútbol, se encuentra la suma de aptitud de 11 jugadores de cada equipo, (seguramente la mayoría muy talentosos), no obstante, las aptitudes no garantizan el éxito, pues hay factores externos que son también decisivos a la hora de juego: la estrategia del equipo contrario, le impericia perceptiva del árbitro, incluso, la fuerza del viento que afecte la dirección de la pelota, entre muchos otros. Los jugadores de fútbol tienen la tarea de hacer frente a estas cuestiones con una estrategia individual, pero no absoluta para garantizar el triunfo del partido.
De igual manera sucede en las empresas, donde en algunas gerencias de recursos humanos, se exige el cumplimiento de metas (éxito) como si todos los factores dependieran exclusivamente del profesional a cargo, ejerciendo una innecesaria y desgastante presión sobre el bienestar del trabajador.
Ahora recurro al ejemplo de la psicología, pues soy profesional en esta materia y los ejemplos más cercanos provienen de mí ejercicio cotidiano; sin embargo, sucede lo mismo en general en todo trabajo donde se pida el cumplimiento de objetivos: vendedores; telemercaderistas y asesores; cajeros, administradores, etc.
Lo que quisiera resaltar acá, es que el psicólogo, ya que cumple una función fundamental en departamentos de recursos humanos, no debe ser ajeno a los resultados de años de investigación en materia del constructo éxito, pues es común que se encuentre bibliografía de austera calidad que comunica sin rigurosidad, una idea tan arraigada en la cultura como es “el éxito depende de ti”, y no es así, depende de las personas y sus circunstancias externas e incontrolables.
Quizá esta información no les sirva a los psicólogos del área organizacional a mejorar los indicadores de la empresa en el cumplimiento de metas, pero al parecer, esa labor no sería la prioridad del psicólogo en la empresa, en cambio, si puede favorecer condiciones de bienestar para los empleados quienes asumen un trabajo bajo presión psicológica innecesaria desmejorando su calidad de vida en lo personal y familiar.
Los psicólogos que en las empresas no estén al tanto de la ecuación éxito = aptitud personal + suerte, pueden ser funcionales a la desmotivación laboral de muchos de los empleados quienes pueden ver reducida su percepción autoeficacia y por ende de manera global su autoestima.
Es verdad que sobre el psicólogo organizacional pesa también la presión del cumplimiento de metas, y al igual que cualquier otro empleado, podrá ver reducida la percepción de autoeficacia de manera innecesaria.
El famoso matemático e intelectual Nassim Taleb, trata de resolver esta problemática concluyendo que las personas tienen una insensata manera de intentar controlar el mundo, basta con aceptar con un poco de humildad todo lo que está fuera del control humano.
Por supuesto que esta nota no intenta promover la inacción y la supuesta ineficacia de la aptitud personal, solamente le quiere poner en el lugar adecuado, un lugar modesto, de menor influencia ambiental, pero el único al que tenemos posibilidad de mejorar con el aprendizaje, la experiencia y el hábito.
Seguramente, sería un gran a porte al bienestar tanto al clima como a la cultura organizacional, si consideráramos con más frecuencia el caudal de investigaciones sobre el éxito que con rigurosidad se han realizado.
