El día de ayer, en su columna del diario El Nuevo Siglo, el sacerdote católico Rafael de Brigard escribió el sentir de todo el pueblo colombiano al identificar las causas de la actual crisis en la peste de la clase política. No se necesita ser de izquierda, ni petrista, ni comunista para interpretar esta patética realidad.
Hagamos propias estas peticiones del sacerdote hechas a los políticos corruptos, aunque parezca un pleonasmo, como los causantes de nuestros males y de la dictadura del mal.
- "Que los políticos que han dirigido este país en un acto de conciencia y responsabilidad se retiren de la política".
- "Que pidan perdón por el daño causado al país. Y si es posible de rodillas en la Plaza de Bolívar".
- "Que devuelvan lo robado".
- "Que pidan perdón por la violencia ejercida contra sus opositores".
- "Que ayuden a aclarar los oscuros recovecos de la corrupción".
- "Que renuncien a hacer del estado propiedad para los amigos y familiares que le han colgado a la nómina estatal y a la contratación pública".
- "Por sus escandalosos sueldos como congresistas".
- "Por el fanatismo que profesan y que tiene secuestrado al 99% de la población".
- "Por lo que se gastan en camionetas costosísimas para pasear sus familias y otros oscuros personajes nocturnos".
- "Por ser tan hipócritas en los discursos que pronuncian y que no son más que racimos de frases engañosas".
Finaliza diciendo el sacerdote: "En la actual crisis han brillado por su ausencia y seguramente están agazapados esperando pase el chaparrón para volver a extender sus largas garras sobre el erario y devorarlo sin ningún escrúpulo".
Lo mas probable es que así ocurra, como ya se vislumbra con la votación de censura al ministro de Defensa.
Los católicos nos sentimos interpretados totalmente en este clamor del sacerdote.
Por lo tanto, el cambio está en las urnas con un cambio de la plaga política; pero el problema es que no se ven los liderazgos. Los que había fueron asesinados selectivamente y nos dejaron el bagazo.