Leszli Kálli siempre se ha caracterizado por decir sin tapujos lo que piensa. No le tembló la voz para denunciar el acoso laboral que habría sufrido siendo parte de la administración de Gustavo Petro en la Alcaldía de Bogotá, lo que la llevó a cambiarse de bando para unirse al uribismo. Sin embargo, que la nombren como vicecónsul o tercera secretaria en la misión permanente de Colombia ante la ONU es un descaro. Ella no tiene carrera diplomática, hay personas que tienen que prepararse para llegar a un cargo como ese. Pero el gobierno, que parece haber cogido los cargos diplomáticos para pagar apoyos y favores, no tuvo ningún problema en enviarla a Suiza, a pesar de la protesta de la asociación diplomática y consular del país.
Pero lo que más preocupa es que Kálli, que va para Ginebra ante una organización mundial que aboga por la paz, sea una defensora de asesinar a Maduro. El año pasado, cuando estaba haciendo campaña para el Senado, dijo en un foro universitario en Bucaramanga que sería bueno "pegarle un tiro a Nicolás Maduro", deseando que alguien tomara la iniciativa. Fue una declaración irresponsable, porque ella con su exposición pública está incentivando a tomar justicia por las manos propias. Pero lo más indignante es que luego se haya mantenido en su posición. No, señorita Kálli, defender la salida militar en Venezuela no es lo mismo a decir que ojalá alguien le dispare a Maduro, porque eso es un acto individual, lo otro es un acto de Estados.
Leszli Kalli, la nueva diplomática en la Misión Permanente de Colombia ante la ONU, es digna representante del Uribismo.
Que vergüenza. pic.twitter.com/RATecghCrY— Carlos Fung (@crfung) August 8, 2019