Mariana y yo estábamos bajando en silencio por la calle 23 con carrera 4 hacia una ferretería, necesitábamos unos chazos. De repente me dice con ira: “Odio ese cuento de la boca roja y odio no poder criticarlo porque entonces es como si uno estuviera a favor del maltrato de la mujer”. En la mañana, el feed de Facebook me había mostrado como varias de mis amigas habían invitado a otras mujeres a comentar como eran violentadas. No sólo comprendo sino comparto el disgusto de Mariana. Pensé en escribir un comentario agrio que le dañara el post a todas mis amigas pero creo que en realidad vale la pena un comentario más profundo y con una intención más positiva.
Navegando por Facebook en una de esas páginas de chistes malos encontré una publicación que compartía este vídeo:
http://youtu.be/BgPbVTT024w
No sé si es correcto compartirla y me disculpo con la persona que se sienta ofendida con el contenido de esta grabación. Sin embargo la situación del video explica muy bien por qué, a pesar de que apoyo todas las iniciativas que denuncian el maltrato a la mujer, me molesta esta campaña. “Ni con el pétalo de una rosa” es la frase que mi abuelo usaba para educar a mis primos sobre el respeto que debían tener con nosotras pero fue una frase que nunca me dijeron a mi por maltratar a mis primas o primos. Es verdad que hemos sido y somos el blanco de muchos ataques pero somos tan víctimas como victimarias. El respeto por la vida y por las personas a nuestro alrededor se debe sembrar en hombres, mujeres, niños y niñas. No olvidemos que también ha habido hombres atacados con ácido, que han sido abusados sexualmente, que han sido asesinados y torturados, y que sus victimarias también han sido mujeres.
Tampoco digo que seamos unas brujas. Quiero señalar que somos mucho más que víctimas y por eso está en nuestra manos poner un límite al que nos abusa, denunciar la violencia, reconocer cuando estamos usando la violencia con alguien más y usar nuestra boca roja para expresarnos libremente con respeto. Nada sacamos educando a un hombre que no maltrate ni a su esposa ni a su hija si muele a palo a su hijo. Tampoco nos funciona que los hombres nos respeten y traten con amor si nos seguimos diciendo perra, zorra y seguimos pensando que gorda es un insulto. Evidentemente estoy en contra del maltrato a la mujer, pero más que eso estoy en contra del maltrato a cualquier persona.