Alguna vez las esclavas del Chocó se burlaban de los españoles ocultando mensajes en sus trenzas. Cuidadosamente, cada madrugada, entre ellos se hacían tejidos con su cabellos que significaban mapas que indicaban los caminos que debían seguir los esclavos rebeldes o cimarrones para salvar sus vidas. Cada peinado era un mensaje ancestral traído de África.
Por eso, para nosotros, los negros del Pacífico, un peinado es mucho más que una moda: un corte de pelo significa, todavía, la primera rebelión que le hicieron a los españoles sin que estos se dieran cuenta.
500 años después resucitamos el mensaje que alguna vez trajimos en nuestros cabellos para convertirlos en símbolos para construir paz. Este arte, heredado de la era de los palenques, no sólo ayuda a perpetuar un legado sino que hace parte de un gran activo económico en medio de esta crisis moderna. Así se vio en el encuentro organizado por la Legión del afecto en Llanoverde en el distrito de Aguablanca en Cali, en el que participaron peluqueros afro quienes mostraron sus habilidades para dejar su huella en los peinados, esta vez con un tema que los unió: la paz.
