En el campamento del Bloque Alfonso Cano en la Cordillera Occidental, donde será la zona de concentración de Buenos Aires, Cauca, los guerrilleros además de levantar los cambuches, trazar los senderos, organizar el agua y montar las carpas para la capacitación, construyeron una cancha en donde todas las tardes juegan picados de fútbol. Con el comandante Walter a la cabeza, hombres y mujeres se quitan el camuflado, visten camisetas de sus equipo predilectos, en el que predomina el del Nacional y el de la Selección Colombia y arrancan desde las 3 p.m los partidos de micro.
Nadie se queda sin jugar, un ejercicio que les ha permitido identificar tanto en hombres como mujeres, unas destrezas deportivas hasta entonces desconocidas. Con un dron, que probablemente se utilizaba para vigilancia y seguridad de sus perímetros, ahora graban los partidos y después se entretienen mirando los nuevos momentos que pueden vivir desde que se declaró el cese al fuego.