Cuando se presenta un gesto generoso en el mundo de la cultura, el verbo altruista viene a ser parte de las conjunciones del vocablo cotidiano. Por eso estamos hoy y siempre compartiendo con nuestro público la donación Manuel Hernández, uno de los pintores abstractos más importantes del siglo XX que la recibimos en marzo del 2008 y hoy lo homenajeamos con honor.
Al realizar la donación a la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Manuel Hernández le cambió el rumbo a un espacio de una galería informal de arte y lo convirtió en un museo responsable de preservar el acervo y continuar con una misión específica de mostrar la grandeza de la imaginación. Es una lección de honor para nosotros, cuando podemos observar cómo granos de arena cambian el universo porque además las donó con la energía de sus constelaciones.
Manuel Hernández legó esta bella donación. Es una forma de aportar a un dialogo singular porque el arte expone, comparte opiniones, sentimientos y reflexiones que dejan en evidencia capítulos de una ética.
Esta donación fue el comienzo de un compromiso que sigue construyendo conexiones y hace posible alternativas a diálogos; a acercar a los estudiantes a las múltiples posibilidades de aprender lecciones y sentir emociones que pasan por vasos comunicantes de una cultura donde se respira aire libre. También esta contribución busca un mundo privado y personal que propone una reflexión porque cada creador nos cuenta su proceso creativo dentro de la historia de Colombia en particular, y de América Latina en general, porque el artista cuenta su historia personal desde su proyección social.
El Museo busca acercarse a los estudiantes en particular y a la ciudadanía en general, proponiendo proyectos pedagógicos alrededor de la apreciación estética. Además, esta experiencia fue una feliz coincidencia que hoy celebramos con este homenaje a Manuel Hernández y a su familia. Por un lado, celebramos su deseo de que la universidad haya ido construyendo un espacio para el arte como aporte cultural a un plan urbanístico de la zona y que complementa la razón intelectual de los estudiantes.
Por otro lado, celebramos el mundo de Manuel Hernández qué es poesía geométrica, con dinámica atmosférica que cuenta con la magia del manejo de los colores, y acá tenemos el resultado de su incansable experimentación con las diversas técnicas y materiales dentro del mundo del dibujo.
El museo quedó con su legado de formas que expresan una invención que expresó con su razón y emoción. Una voz baja que propone desde las intuiciones presentidas de la forma hasta la importancia de la expresión de una línea en el rectángulo o la curva en el ovalo que se entrelazan. Las interrumpe una diagonal – franja- que ayuda en la composición porque amarra imágenes y les otorga gravedad o a otras las deja ser volátiles. Pero lo bello de estos trabajos es que nos deja su libre manera de pensar porque el dibujo es un acto donde el artista tiene una conexión más directa de la mano con el cerebro.
Agradecemos a su familia el honor de albergar su mundo y celebramos su memoria.