El caso Ucrania-Rusia trae a cuento las relaciones de Estados Unidos con la UE. Con el pretexto de que la democracia monita evitó el reinado eterno del nazismo sobre el llamado Viejo Continente y ayudó a su reconstrucción con el Plan Marshall, los norteamericanos han determinado en lo fundamental las relaciones exteriores europeas con la antigua URSS y ahora con Rusia, una vez se disolvió el proyecto del "socialismo real".
De ahí surgió la Otan que tendría como propósito evitar la propagación del modelo soviético, mientras del lado de este último aparecería el Pacto de Varsovia con fines parecidos a la Otan, pero contrarios (¿?).
Esta historia rosa merece dos breves alusiones:
-En verdad, la derrota del nazismo obedeció, sobre todo, al rol del Ejército Rojo (a pesar de que el padrecito Stalin lo había decapitado) que hizo retroceder al alemán hasta su propio territorio y abatirlo, después de que éste había invadido la URSS (Operación Barbarroja, 1941) y estuvo ad portas de tomar Moscú. La mente calenturienta de Hitler le hizo pensar que podría atender dos frentes de guerra: Gran Bretaña y la URSS, al mismo tiempo.
- En política, y menos en RRII (Relaciones Internacionales), dos más dos son cuatro. Se creyó que una vez desaparecida la URSS y sus aliados del Pacto de Varsovia, suerte igual correría la Otan su enemiga. Lo contrario, esta se amplió con nuevos socios provenientes de su antiguo y jurado mortal contendor, el Pacto de Varsovia.
La desaparición del bloque soviético no ha hecho disminuir la presencia militar norteamericana en Europa Occidental, sino que la ha ampliado a los nuevos aliados. Estados Unidos presiona a Alemania para que deshaga los acuerdos comerciales con Rusia, sobre todo en lo que tiene que ver con el suministro de gas que corre a través de un monumental gasoducto que une a las dos naciones, y en cambio le ofrece venderle el de ellos.
La diplomacia rusa llama a Alemania un protectorado norteamericano, mientras Putin le recuerda a Scholfz, el canciller alemán, que entre las dos naciones hay fuertes lazos económicos expresados en la inversión alemana en Rusia que alcanza los veinte mil millones de dólares y la rusa en Alemania que llega a los diez mil millones.
Por el momento parece que la calistenia rusa ha surtido efectos. La adhesión ucraniana a la Otán no parece tan inminente.