Me cuesta creerle a Iván Duque. Pero detrás de esas dudosas buenas intenciones que mis padres tanto le defienden hay algo más determinante que no lo deja ser un buen líder. Depronto son sus ministros o sus consejeros. Depronto es el cinismo con que se refiere a las victimas, a los campesinos, a los excombatientes, y a todos nosotros, colombianos clase media luchadora aporreada. Depronto es su tacañería en valor por decidir no ser el héroe de los pobres que pudo haber sido desde el principio, o su desconocimiento de lo realmente importante con la paz de un país que se hace pedazos con el pasar de los meses. Pero más que todo, yo creo que son las ganas de figurar con los suyos, esa necesidad de aplausos que necesita de sus mentores y escuderos a quienes no es capaz de contrariar por nada del mundo. Esa disposición de creer necesario lo que no es correcto solo para mantenerse rodeados de quienes lo apoyan y acompañan siempre ante las criticas, así estas sean sistemáticas y tengan toda la razón.
Hoy, que todo el país depende de él, no puedo olvidar sus errores del pasado, de los que él seguramente ni se acuerda ni se arrepiente. Recuerdo Mocoa ahogada en el barro en el 2017, llena de muertos, llena de dolor después de la avalancha que arrasó con su gente. La recuerdo por la solidaridad de la comunidad internacional y gran parte de la sociedad civil colombiana. Hicimos Vakis, mandamos ropa, mercados, medicamentos, de todo. El gobierno de los Emiratos Arabes, los mismísimos jeques, donaron millones de dolares para la reconstrucción de esta capital olvidada por los gobiernos de este país que al final es de nadie. La Unión Europea, los noruegos, los gringos incluso, se metieron la mano al bolsillo por el Putumayo de los colombianos. Hasta el mismo presidente Santos, desde su casa, salió en emisión exclusiva pidiendo solidaridad a la sociedad colombiana. Muchos nos conmovimos, pero quienes llegarían a liderar el país meses después se taparon los oídos con todas sus fuerzas.
En el senado colombiano, esa algarabía más costosa del mundo, donde nadie escucha a nadie pero todo el mundo se hace oír desde sus intereses, llegó la propuesta de donar 5 días de salario de los congresistas para las victimas de esta tragedia. El Centro Democrático, el partido que ganó las elecciones decidió que como bancada rechazaban esta iniciativa. Esos 5 días representaban les representaban como 5 millones de pesos a cada uno y pues con el sueldo de treinta y pico de millones, seguro les habría quedado faltando para la gasolina de sus carros.