En Colombia, el sello discográfico Fuentes ha sido por décadas tan familiar como el jabón Rey, la creolina, las bolitas de naftalina, las papas Margarita, los herpos, el sabajón Apolo, el Divino Niño de Praga, la Virgen del Carmen y el Sagrado Corazón de Jesús, de una amplia iconografía de productos cotidianos, símbolos y fetiches de un país fiestero y carnavalero por excelencia, en medio de las desdichas y los duelos lacrimógenos que ha dejado a paso de procesión la tragedia y la violencia.
El dicho popular de “el muerto al hoyo y el vivo al baile” se ha cumplido al pie de la letra, que no es la menuda de los contratos, ni la de cambio de los monte píos de los desvares emergentes.
Colombia es el país de las celebraciones. No importa que estés quebrado, siempre habrá un parcero o una comadre alcahueta que te respalda una guachafita en la casa, en el salón comunal o en la tienda de barrio para festejar un cumpleaños, un bautizo, una primera comunión, un ascenso en el trabajo, el triunfo de la Selección Colombia, o la visa a los Estados Unidos donde un amigo o un pariente te consiguió chanfa ante la alarmante crisis de desempleo.
Celebramos porque sí o porque no. Porque al fin de tanto palabrear nos permitió ingresar a su corazón la mujer de nuestros sueños. O porque la misma, al cabo de un tiempo, nos dejó con la mano estirada y un hondo despecho: un clavo saca otro cabo, decimos orondos, y terminamos brindando entre espumosas cervezas y copas de ajenjo.
Y en el tránsito acelerado de estos festejos, siempre ha estado presente la rúbrica de Discos Fuentes, pionera de la discografía nacional, y la marca más representativa de música tropical en Colombia, con su producto estrella 14 Cañonazos Bailables, que este año llega a su edición 59.
Una vida de éxitos
Ahora que por estas fechas se celebran los 85 años de Discos Fuentes (este jueves 3 de enero de 2019, en el Teatro Pablo Tobón Uribe, de Medellín), vuelve a repicar el nombre de don Antonio Fuente López, cartagenero de pergaminos, ciudadano del mundo, gran visionario industrial y empresarial, ingeniero de sonido, músico, compositor, fotógrafo, aficionado a la pesca ultramarina, impresor, devoto claverista benefactor, hombre de ambiciosa cultura y de exquisita bohemia, que inspirado en la emblemática Torre del Reloj del Corralito de Piedra, abrió las puertas de Discos Fuentes en el tradicional barrio Manga, el 28 de octubre de 1934, que años después trasladó a Medellín.
Por más de ocho décadas, cuántas generaciones han celebrado las mejores pachangas decembrinas, o de cualquier época del año, con las pastas musicales que han salido de su emporio, desde su primer master con artista nacional, nadie más ni nadie menos que Lucho Bermúdez a la batuta de la Orquesta Fuentes, y los acordes fandangueros de La vaca vieja y El pollo pelongo, de Clímaco Sarmiento, y en 1945, el estreno del primer vinilo Fuentes, con Guillermo Buitrago, y su eterno Grito vagabundo, y al año siguiente el alumbramiento del primer volumen de 14 Cañonazos Bailables, preámbulo anunciado de bombardas de incontrolable estridencia pachanguera como La negra caliente (Pedro Laza), La cinta verde (Los Teen Agers), San Carlos y El pájaro picón (La Sonora Cordobesa), Mi Sahagun (Lucho Bermúdez), y Conchita (Clímaco Sarmiento), entre otros.
De esa época, a la fecha, el caudaloso río musical no ha cesado en su corriente, año tras año, al ritmo festivalero y sabrosón de las mejores orquestas y agrupaciones: Los Trovadores de Barú, Los Teen Agers, Gustavo El Loko Quintero y Los Hispanos, Los Corraleros de Majagual, Rodolfo Aicardi y Los Graduados, Pastor López, Fruko y sus Tesos, The Latin Brothers, La Sonora Dinamita, Alfredo Gutiérrez, Aníbal Velásquez, Lisandro Meza, Calixto Ochoa, Joe Arroyo, de una interminable y rutilante lista de compositores e intérpretes que le han dado lustre a la música tropical, sin lugar a dudas la más apetecida en Colombia, de generación en generación.
"Llegamos a los 85 años y estamos… ¡Más vivos que nunca! Por esto celebraremos en grande. Cómo no celebrar esta marca pionera de la industria fonográfica en Colombia y una de las más antiguas de América Latina. Desde 1934 ha conformado uno de los catálogos más amplios e importantes del mundo de la música hispana del continente", cita el promocional de la compañía.
Fruko, grabador y cortador estrella
De lo que muy pocos están enterados, es que Julio Estrada Rincón, el archifamoso Fruko, pionero de la salsa en Colombia, fue el grabador y cortador estrella de Discos Fuentes en su planta de Medellín, por allá en los años 60, cuando apenas era un adolescente, y que por su corpulencia, sus manotas de plantígrado y su rostro adusto, prometía un campeón peso pesado en el cuadrilátero. Pues allí en Fuentes, entre consolas y prensas rudimentarias, Fruko curso carrera como técnico, y se enteró de los secretos y los trucos del fascinante universo del acetato.
Así lo testimonia el legendario director, compositor, productor, arreglista, polifacético instrumentista, mientras observa la carátula del álbum Cuerdas que lloran en el Ecuador: Toño Fuentes y su guitarra hawaiana (sic), donde aparece su tutor y hacedor en los derroteros de la música, como se le reconoció en su pródiga existencia, y muchos años después, para quienes han sido curiosos y estudiosos de su legado:
“De Toño Fuentes no se ha escrito la biografía que merece su herencia artística y cultural, que es monumental. Fue un genio. El gran receptor y productor de las culturas musicales del Caribe y del continente, con su matriz en Cuba. Porque todo esto empieza en la isla, que es la catedral insigne de lo que se ha producido en todos estos años en el género afroantillano, en la salsa, en el mambo y en el bolero feeling”.
“Pocos saben que Toño Fuentes, altruista, de un profundo sentido humanístico, respaldó desde el arte la causa contra la esclavitud que emprendió San Pedro Claver, cuando jovencito interpretaba el violín para los coros en la Catedral de San Pedro, en Cartagena”.
“Se fue a Filadelfia a estudiar en la Academia de la RCA Víctor, y de allí vino con equipos y micrófonos a fundar Emisora Fuentes, plataforma de lo que sería con el tiempo el más sólido y acreditado sello disquero, prestigioso por su contundente sonoridad y por grabar en sus estudios, ya en Medellín, a rutilantes figuras del género tropical como La Sonora Matancera, y a artistas como Celia Cruz, Daniel Santos, Celio González, Nelson Pinedo, entre tantos”.
“Mi gran fortuna musical se la debo a Toño Fuentes. Como a mí por tarambana me echaron de la escuela, la República de Chile, a los once años, me fui a trabajar, ya que en la casa se pasaban necesidades. Mi papá Baudilio, ingeniero mecánico, se había ido de la casa a atender otro hogar, y a mi mamita Alicia, costurera, no le alcanzaba lo que ganaba para cubrir los gastos del hogar y el sustento de mis dos hermanos”.
“Por recomendación de mi tío materno Jaime Rincón Parra, compositor de La Cuchilla, y de su hermano, mío tío Mario, ingeniero de sonido y cortador, con amplia experiencia en la industria musical, me fui a trabajar al sello Ondina, de ahí pasé al sello Metrópolis, para dar el salto definitivo a Fuentes”.
“Mario Rincón es capítulo a parte; la biblia de la grabación en Colombia. Ingeniero empírico en estos derroteros musicales, con un oído y un olfato agudos para visionar el futuro de los cantantes y de los músicos en ciernes, y a la vez para darles en la vena del gusto a los encumbrados en la fama y en el reconocimiento. Además de su buen gusto y su admirable cultura por la música latina, la salsa, y lo que llamaban en otras épocas, la de baile de salón, que no era otra que la de las grandes orquestas o big band, estilo Lucho Bermúdez, Pacho Galán, La Sonora Matancera, Pedro Laza, Los Golden Boys, Los Corraleros, y quien esto narra, cuando se disparó el boom de Fruko y sus Tesos”.
“Si el tío Mario fue mi primera escuela, Discos Fuentes fue la universidad y Toño el decano mayor: músico, ingeniero de sonido, ingeniero electrónico, grabador, productor, relacionista público, manager, fotógrafo, radioaficionado, y hasta ingeniero de calderas. Por Fuentes se hizo mundial La vaca vieja, una de las primeras grabaciones del sello, original de Clímaco Sarmiento, padre de Michi Sarmiento; como lo fue Fiesteros del alma, con Los Trovadores del Barú; igual que Busco tu recuerdo, de José Barros, en la voz de Charlie Figueroa”.
“Qué más facultad que esa, la de la polifuncionalidad y la practicidad. Y a mí me pagaban por aprender. Cuando yo llegué a Fuentes todavía no había cumplido los quince años y ya repicaba los timbales en la que sería mi primera agrupación como músico profesional: Los Corraleros de Majagual”.
“Toño, que tenía el olfato único para el talento de los artistas, se dio cuenta del apetito que yo tenía para escalar, y me fue soltando pita de a poquito. Tenía claro tres conceptos que ya adulto, en mis estudios de Cienciología, comprobé como la base que le abre a uno las puertas a la formación, la tenacidad y el éxito de cualquier proyecto: mente analítica, mente reactiva y línea temporal, Con eso tiene usted para reírse de la vida”.
“Como en la empresa estaban todos los instrumentos y uno estaba acostumbrado a ver por pasillos y estudios de grabación a figuras como Eliseo Herrera, Lisandro Meza, Aniceto Molina, Alfredo Gutiérrez, Julio Erazo, Tony Zúñiga, Calixto Ochoa, José Barros, Pacho Galán, Lucho Bermúdez, entre tantos que salían y llegaban; el roce, la confianza cotidiana, y esa sabrosura que despachaban a la hora de tocar o de grabar, significó para mí un derroche de vitamina y de madurez en lo personal y profesional”.
“Con esto quiero decir que alterno al aprendizaje de la música, de los trucos que absorbía de ese tejemaneje armónico de todos los días, también me fui sumergiendo en los vericuetos de la tecnología y de la ingeniería de grabación. Llegué a ser el mejor cortador de Fuentes, cuando el margen de tiempo de cada melodía en los acetatos no podía pasar de tres minutos y quince segundos. Esto influyó para que artistas consagrados me buscaran cuando tenían que grabar. Y si por alguna razón no me encontraban, separaran turno con anticipación”.
Cañonazo 59
La gran Fiesta Fuentes 85 años, tiene como protocolo el lanzamiento del volumen 59 de los 14 Cañonazos Bailables 2019, álbum que en su nueva edición presenta dos programaciones: una con las novedades más relevantes y sonadas del presente año, y una segunda parte que enaltece las interpretaciones de grandes vocalistas ya fallecidos que sembraron semilla y escribieron con moldes dorados la historia musical de Colombia a través del sello amarillo, de fama internacional.
Desde luego que la preciada antología está encabezada por don Antonio Fuentes López, su fundador, con una de sus obras más apreciadas, Prenda del alma. También incluye el esplendor y la alegría que dejaron figuras de la talla de Joe Arroyo, Calixto Ochoa, Celia Cruz, Pastor López, Ismael Rivera, Guillermo Buitrago, Rodolfo Aicardi, Gustavo Quintero y Cheo Feliciano. El remate bohemio tiene la impronta del máximo representante de la melodía cantinera en nuestro país: el recordado Luis Ángel Ramírez Saldarriaga, popularmente referenciado como El Caballero Gaucho y su clásico Viejo farol.
Celebración por lo alto
La fiesta conmemorativa de los 85 años de Discos Fuentes, este 3 de octubre, tiene como escenario al teatro insigne de la capital antioqueña, el Pablo Tobón Uribe, cuyas instalaciones fueron adaptadas para presentar un museo con equipos de antaño, instrumentos musicales de colección, fotografías y documentos que dan cuenta viva de su historia.
La jornada inicia a las cuatro de la tarde con un encuentro de coleccionistas en el hall del teatro, que presentará a los asistentes las joyas y rarezas más representativas de un invaluable patrimonio musical logrado en la experiencia y la cultura de estos obsesivos conocedores y cazadores del vinilo.
Acto seguido, en el café del teatro, se presentará la artista cartagenera Adry, exparticipante del programa A otro nivel, figura destaca en el concierto del folclore urbano, gracias a su particular y revolucionario estilo, que reviste los sonidos tradicionales del Caribe con innovadores acordes.
El show central está proyectado para las siete de la noche, velada que inicia con Los 50 de Joselito, la orquesta que conquistó la gloria al rescatar la música tropical de Colombia, la de juglares como Guillermo Buitrago, Julio Torres, Rafael Escalona, Julio Erazo y tantos otros.
Le siguen Los Cumbia Stars, quienes debutaron en 2017 con su primera producción musical en el que rindieron homenaje a artistas de la talla de Lucho Bermúdez, Edmundo Arias, Afrosound, Guillermo Buitrago, entre otros. La puesta en escena incluye un espectáculo de calidad internacional, en el que intervendrán, como invitados especiales: Fernando Mambo González y Leonardo Marín, El Apachurrao.
El remate de la celebración de los 85 años de Discos Fuentes no podría alcanzar un punto más acorde al estelar legado y trayectoria de quien es considerada la matrona de la discografía en Colombia: Alfredo Gutiérrez, el tres veces Rey vallenato, con su repertorio de toda la vida y su excéntrico genio artístico.