La gente le ha dado la espalda al Reinado Nacional y quedó demostrado con el bajísimo rating que obtuvo en la edición de este año. Es que desde el momento en el que le robaron, literalmente, el reinado a Cartagena dejó de ser lo mismo, perdió todo su encanto.
Antes, cuando se combinaba con las fiestas de la Independencia de la Heroica, el país se paralizaba durante todo un fin de semana con festivo, y no había otro tema del que hablar sino de las representantes de cada uno de los departamentos.
Era tanto el auge del reinado que cuando se hacía el característico desfile de carrozas, la ciudad entera se dedicaba a ver a las representantes y a nada más. Los medios hacían un especial de las favoritas y hasta las novelas del momento utilizaban el reinado para aumentar el rating como por ejemplo “Betty la fea”.
Durante años todos los colombianos se pegaban al televisor para adivinar las finalistas, empezar a hacer cálculos con las calificaciones, y alentar a su representante. Por décadas miles de personas se enamoraron de Paola Turbay, Paula Andrea Betancourt, Valerie Dominguez, Taliana Vargas o Paulina Vega Diepa. Las reinas eran sinónimo de fiesta, de felicidad.
Desde el 2017 todo se volvió negocio y la gente lo entendió. Se acabaron los tiempos de la parranda y las fiestas, y ahora el reinado, para nada popular, aburre a la gente. Laura González fue la última Señorita Colombia, a partir de ella solo han habido pañitos de agua tibia.
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