Hoy, Anthony Zambrano enorgullece a Colombia, el joven de 23 años es símbolo de talento, esfuerzo pero sobre todo superación. Nació en Maicao, La Guajira, su madre, Miladys Zambrano, también hizo de padre. Se mudaron a Soledad, Atlántico. cuando Anthony apenas era un niño, en busca de mejores oportunidades y, por que no, un mejor futuro lejos del hambre y pobreza que azota al departamento de La Guajira. Miladys trabajó día y noche en las casas más imponentes de barrios estrato 6 de Barranquilla, en familias de apellido, lidió con la presión de ser madre soltera y con el clasismo desmedido de la elite barranquillera.
Miladys crio a Anthony para ser un campeón en el atletismo. Desde pequeño empezó a entrenar gracias a su madre quien lo incentivó para ser cada día mejor. Luego llegó la ayuda estatal hasta que Anthony se lesionó a los 18 años. Fue una época dura para madre e hijo. En una entrevista, Miladys afirmaba que cuando su hijo se lesionó, nadie creyó más en él, algunos lo dieron como un caso perdido, hasta sus entrenadores y equipo. La única que siguió teniendo la fe intacta fue Miladys Zambrano. Hoy, Colombia se da golpes de pecho por el triunfo de Anthony pero nadie recuerda cuando lo dejaron a un lado. El triunfo del atleta no nos pertenece, le pertenece a él y, por supuesto, a su madre.
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