En los ya lejanos años sesenta en Colombia la espantosa guerra civil entre liberales y conservadores, acompañada de las comunes precarias condiciones en el campo colombiano, obligó a las gentes a buscar refugio en las ciudades grandes o a explorar destinos diferentes, entonces había las siguientes opciones: Estados Unidos o Venezuela, otras posibilidades como Europa o los demás países vecinos eran una tercera opción, pero poco contemplada.
Muchos colombianos vivían del contrabando, la droga no era muy conocida, de pronto se comenzaban levemente noticias de ello en algunos sectores de la costa y a hablar tímidamente de la marihuana.
Entonces surgen los San Andresitos con mercancías made in USA, todo comenzó a llegar por Maicao, Cúcuta y San Andrés, de donde estos centros se surtían.
Donde llegaban los venezolanos todo se encarecía y eran los preferidos en las ciudades fronterizas colombianas; con sus carros lujosos y su derroche de dinero eran la envidia de los boquiabiertos nacionales.
Entonces ante semejante imperio al otro lado de los más de 2.000 kilómetros de frontera siempre mal cuidada, pues pa Venezuela, a ganar billete porque por cada bolívar había que dar 30 de los pesos nuestros o más. Y comienza la diáspora colombiana: llegaban por caminadas gentes de todas las condiciones a trabajar en lo que fuera, pues había la idea de que el venezolano era medio flojo para el trabajo pesado.
A la vez que llegaban personas a hacer empresa o a hacer los oficios duros en las casonas ricas, también llegaron pillos, prostitutas y personas que eran buscadas en Colombia por diferentes delitos. El 90 % de quienes estaban allí no tenían documentación y las filas en los consulados de Venezuela en Colombia eran de escándalo, por lo tanto, el mejor camino era la trocha.
Se calculan en más de 5 millones de colombianos los que llegaban a un país de 15 millones de habitantes. Y hoy nos escandalizamos por el 1,8 millones de venezolanos que tenemos solicitado ayuda humanitaria en nuestras calles. Quienes se establecían en Venezuela enviaban jugosas remesas a sus familias a este lado de la frontera, lo que fomentaba la migración. Además, en la zona de La Guajira que colinda con el estado Zulia desde tiempos ancestrales se ubica el pueblo wayú para quienes la frontera no existe.
Comenzando los años setenta y ante la desproporcionada llegada de colombianos con sus problemas a cuestas, comienzan las autoridades de ese país a tomar medidas. Entonces una de las familias más poderosas de Venezuela, la familia Capriles, perteneciente al Partido Social Cristiano, comienza a protestar por el descontrolado aumento de la migración colombiana y sus excesos.
Los migrantes comienzan a ser deportados sin la más mínima consideración. Muchos perdieron sus bienes y ahorros, pues eran cazados y maltratados, y sin miramientos eran apresados y represados por montones, agravando la situación de la frontera.
Y desde el parlamento venezolano el senador Capriles de entonces seguía con su discurso xenófobo. Pero surge una anécdota y es que mientras un Capriles era totalmente anti Colombiano, otro Capriles, el maestro Renato Capriles, lograba grandes éxitos musicales con su aclamada orquesta Los Melódicos, donde la música colombiana era su preferida.
Con la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999 se desescala la persecución y muchos de los ilegales son acogidos y legalizados, medida que le suma a Chávez popularidad entre la colonia colombiana. Sin parar las persecuciones hasta el rompimiento de relaciones con Maduro, los millones que hoy viven en Venezuela solicitan la reapertura de las relaciones, como parece se van a producir de manera gradual.
De todas maneras y así hoy el país de Bolívar esté en problemas, es un gigante dormido que cuando lo despierten será el tío rico de Sur América. y Colombia, su principal socio.