De las desgracias en la vida nadie escapa. Estas afectan de distintas formas a ricos y pobres. Inaudito lo que les ocurre a los venezolanos al interior de su territorio, obligándose a emigrar y fraccionar la familia en busca de un sustento para sobrevivir en otras naciones, sobre todo las vecinas limítrofes (Colombia, Brasil, Ecuador y Perú por la vía terrestre, y Aruba y Curazao por la vía marítima).
Han sido tan voluminosas las emigraciones que han llegado a todos los países latinoamericanos en diversas circunstancias. Los potentados venezolanos se ubicaron en los EE.UU. y Europa. Los medianos, en Chile, Argentina, México, Canadá y Paraguay.
Venezuela es la nación más solvente en hidrocarburo en Suramérica. Su reserva de gas sobrepasa 30 veces lo que ha explotado Colombia. De hecho, el país vecino se ha convertido en el mayor proveedor de gas en América, aunque ha sido muy poco lo que ha extraído, ya que la producción está virgen.
En petróleo dispone de una reserva superior a los veinticinco mil millones de barriles, y además tiene gran cantidad de oro, coltán, cobre, hierro y níquel, que se explota de manera artesanal sin beneficio para la República Bolivariana de Venezuela.
Igualmente, este país además de ser petrolero también se destacó por las grandes industrias que operaban de manera productiva, con alto número de personas ocupadas, generando muchas divisas, colocando la moneda (Bolívar) entre las fuerte en el comercio internacional.
A la par, en el territorio venezolano se dispone de buenas tierras agrícolas de alta calidad, que hoy en día están en desuso, descuidadas, improductivas y deshabitadas. De igual forma, han desaparecido los cultivos de peces y frutos marítimos (camarón, langostinos, langostas, pepitonas, caracol, lebranches, mojarras, sábalo, bagres y otros).
Ahora bien, en Venezuela la abundancia, las desproporciones y los derroches incidieron a la formación de una cultura ociosa, desfasada y desmesurada: todo lo tenían casi regalado y desechado. No producían ni alimentos porque los importaban. Los servicios domiciliarios eran gratuitos y los ciudadanos estaban exentos de pagos de impuestos, asimilándose a los estados de los Emiratos Árabes.
Cabe recordar que a pesar de que el modelo político socialista fue sepultado en Rusia y la Unión Soviética Socialista, integrada por países de Europa Oriental, por el expresidente Mijaíl Gorbachov, poniendo fin con la caída del muro de Berlín, el socialismo petrolero se implementó nuevamente en un país capitalista como Venezuela por el extinto presidente Hugo Rafael Chávez Frías, queriendo revivir un modelo pasado de moda, apoyado por los hermanos Castro que gobernaban a Cuba, beneficiándose con donaciones de petróleos que le enviaba desde Venezuela por asesoría política e intercambio de apoyo militar, médico y deportivo.
Era tanta la obsesión e ilusión de Chávez por el socialismo bolivariano que convenció a los presidentes de Suramérica para la conformación de la Unasur. Seguidamente extendió sus ideas por algunas islas de Centroamérica, en procura de alcanzar la mayoría entre los miembros de la OEA. Sin embargo, su sueño feneció con su muerte, dejando en el limbo la aplicación socialista y como sustituto a un “burro” presidente, que de socialismo está en cero.
Por todo esto los venezolanos nunca imaginaron pasar por el estado penoso que hoy viven, pero todo chorro termina en gotero, pasando de la abundancia a la escasez. El mal momento que viven los venezolanos no será eterno, pero no olvidemos que no hay mal que por bien no venga.
La lección de penuria y padecimiento que hoy viven, deambulando por las calles y vías de otros países en la intemperie, transformará el pensamiento de los hijos, de quienes hoy sufren la necesidad de estabilidad familiar. Esclavizarse, prostituirse y mendigar para sobrevivir no creo que sea de gusto de nadie. Por ende, no podemos ser indiferentes con el problema social de los venezolanos, porque a cualquiera le puede ocurrir. No debemos ser ajenos con este tipo de emergencias, necesarias de socorrer.
Colombia en sus fronteras mantiene las puertas abiertas a los hermanos venezolanos en su situación crítica y caótica, a pesar del mal comportamiento y la práctica delincuencial de algunos (hecho que hace que algunos países vecinos les cierren la entradas a sus territorios y también los deporten por motivos de seguridad y prevención social). Colombia aún mantiene la tolerancia, sin disponer de los medios para las atenciones vitales de salud y niñez.
