En tiempos de ídolos ridículos y falsos; en tiempos de posturas radicales y beligerantes que creíamos superadas; en fin, en tiempos más oscuros que luminosos sobresalen por su humilde entrega esos ángeles guardianes de la humanidad: las enfermeras. Ellas desde su labor afectiva y efectiva, y también casi siempre silenciosa, son las heroínas en un mundo que parece cada vez más decadente y enfermo.
Cuando el amor se viste de blanco de Beatriz Alba es un inolvidable homenaje a uno de los oficios más nobles e importantes a lo largo de la historia. Es una ofrenda amorosa de una gran mujer a sus compañeras de oficio.
El lector no encontrará en este hermoso libro un monumento a la inteligencia ni a la ciencia. Tampoco es la gran joya de la literatura; pero les puedo asegurar que un tejido de humanidad se encarna en cada página. Porque es el amor el que en últimas protege, cuida, cura, sana y restaura el cuerpo, la mente o el corazón herido de una persona. Es desde esta perspectiva que la autora nos deja un destello de luz en la revelación singular de esas historias que alguna vez acontecieron entre los blancos pabellones de un hospital cuando la vida de alguien estuvo en riesgo. Y aunque por momentos el sufrimiento y la muerte asumen un rol importante en este anecdotario palpitante, la verdadera protagonista es la vida; es decir el motor de todas las cosas: el amor.
Tuve el privilegio de acompañar a la autora en el proceso de creación de su obra; por eso como escritor, y recientemente como editor, recomiendo su lectura. Con toda seguridad Cuando el amor se viste de blanco se convertirá en un best seller, porque tiene todos los ingredientes de los buenos libros: la capacidad de sorprendernos, de cautivarnos y de conmovernos hasta las lágrimas. Eso lo comprobarán.