En política no hay nada más predecible que lo impredecible. Y la razón es muy sencilla: una buena parte de los políticos realmente no tiene objetivo diferente a su bienestar personal. La coherencia de sus planteamientos poco les importa. Entierran sus opiniones pretéritas con el mismo desparpajo que engañan al votante en las elecciones. Con toda la razón George Bernard Shaw observaba: “A los políticos y a los pañales hay que cambiarlos de seguido… y exactamente por las mismas razones.”
El caso de la aspersión con glifosato es uno en que los colombianos hemos visto unos saltos mortales que dejan al espectador con la boca abierta. Es oportuno revisar dos entrevistas a Juan Manuel Santos, con 12 años de diferencia. La primera de ellas es a finales del año pasado, cuando en tono enfadado Santos calificó de ‘ridículos’ aquellos que insinuaban que él había dejado un ‘mar de coca’ y que buena parte de la razón de que los cultivos de coca se habían quintuplicado era la decisión en su gobierno de prohibir las aspersiones con glifosato.
He aquí apartes de dicha entrevista:
Periodista: ¿Y la aspersión aérea con glifosato?
J.M. Santos: Precisamente ese es otro estímulo perverso: amenazar con aspersión puso a muchos a sembrar antes de que llegara. Y nunca llegó. Y ojalá no llegue porque no sirve. Pero, mire: cuando ya tienen el sol a las espaldas, que dejen de hacer el ridículo achacándole todos los males habidos y por haber al supuesto mar de coca que heredaron hace tres años. Buen gobierno es también asumir responsabilidades.
Periodista: ¿Por qué dice que ojalá no llegue la aspersión aérea? ¿Y por qué dice que no sirve?
J.M. Santos: Porque nunca se asperjó tanto como durante mi ministerio y no funcionó. Además, es costosísimo, malo para el medioambiente y malo para la salud pública.
Taxativamente el expresidente califica de ‘ridículos’ a aquellos que señalan que cuando él llegó a la presidencia el país tenía un poco más de 40.000 hectáreas sembradas de coca y cuando dejo la primera magistraduría en el 2018, el área en coca superaba las 200.000 hectáreas. En pocas palabras, 200.000 hectáreas es el área equivalente al valle geográfico del río Cauca. A algunos —obviamente haciendo el ridículo— nos parece que eso es un mar de coca.
La opinión del Sr. Santos, allá en el 2008 cuando era ministro de Defensa de Álvaro Uribe, era diferente. Como es evidente en aquellos años Santos no vislumbraba en el horizonte una reelección, y mucho menos un Premio Noble de la Paz.
Estas son las respuestas de Santos a una entrevista en esas fechas:
Periodista: ¿Qué es su opinión Sr. ministro sobre aspersión con glifosato?
J.M. Santos: Solo esperamos que, con toda la información que estamos recopilando, demostrar que el glifosato ha sido tal vez el herbicida más investigado que hay en el mundo porque es el herbicida más utilizado en el mundo; y ahí nos mostraron una cantidad de estudios en todos los países donde demuestran lo mismo, de manera que ahí hay un punto muy importante.
Otra cosa que revisamos, ¿cuántas quejas ha habido en los 6 años que llevamos fumigando la coca? Porque el país lleva fumigando con ese herbicida mucho más tiempo otros productos, ¿cuáles han sido las quejas sobre el efecto en la salud humana? Y la respuesta es cero. No ha habido una sola queja de un colombiano que diga: “mire, por efecto del glifosato yo tengo esta enfermedad o esta otra”, ni una sola queja.
Periodista: Pero el presidente Correa dice que ellos tienen testimonios que dicen lo contrario.
J.M. Santos: Yo creo que esos testimonios deben ser producto de otro tipo de males, pero no es del glifosato porque como le digo, ni una sola queja.
Periodista: ¿La decisión del gobierno es entonces continuar con las fumigaciones, o si no optar por la erradicación manual como lo había planteado la canciller en otro momento?
J.M. Santos: No, nosotros continuamos con las fumigaciones, vamos también a incentivar la erradicación manual pero las fumigaciones donde hay que fumigar, continúan.
Nuestra intención es tratar de erradicar la totalidad de la coca en todo Colombia, incluyendo por supuesto el Putumayo, donde los delincuentes han aprovechado que no hemos culminado esos 10 kilómetros y han sembrado un verdadero mar de coca, más de 10.000 hectáreas de coca y vamos a fumigar la totalidad de esas 10.000 hectáreas.
En el 2008 a Juan Manuel Santos 10.000 hectáreas de coca le parecían un “verdadero mar de coca.” En el 2020 a aquellos que nos referimos a que en el gobierno de Santos dejaron más de 200.000 hectáreas de coca eran un “mar de coca”, nos trata de ridículos.
Como dijo el apóstol Tomás, “ver para creer”.