El Spirit of St. Louis fue el famoso avión en el que Charles Lindbergh atravesó el Atlántico en 1927, siendo desde entonces considerado un héroe y el aeroplano, un objeto de culto. Su vida la dedicó luego a vuelos de demostración, recorriendo las Américas y Europa.
Es así como procedente de Colón-Panamá llegó a Cartagena el 26 de enero de 1928, bordeando la costa atlántica. Al día siguiente, Lindbergh despegó hacia Bogotá, en un vuelo directo y, según iban relatando los telegrafistas de las poblaciones por donde sobrevolaba, la ruta fue: Sincé (10:20), Caimito (10:50), Puerto Berrío (13:25), Yacopí (14:10), Zipacón (14:40) y finalmente la capital (15:00), donde sobrevoló por la carrera séptima, antes de aterrizar en Madrid (Cundinamarca) en una pista improvisada.
En Bogotá fue objeto de numerosos agasajos, incluyendo la imposición de la Orden de Boyacá por parte del presidente Miguel Abadía Méndez y un elegante baile en el Jockey Club. Al otro día siguió su viaje de demostración hacia Caracas en otro vuelo directo.
El regreso de Lindbergh a Colombia cuatro años después es una historia más intrincada. Don Gonzalo Mejía, el pionero de tantas obras en Antioquia como Cine Colombia, la Carretera al mar y el Teatro Junín, siempre había soñado con la creación de un servicio aéreo internacional que uniera a Nueva York con Buenos Aires, usando una ruta que atravesaba la selva colombiana y que tendría como escala a Medellín, ciudad que estaba prácticamente abandonada por la Sociedad Colombo Alemana de Transporte Aéreo (SCADTA) que era la aerolínea reinante.
Mejía intentó comprar aviones a la Ford, pero fue bloqueado por John Trippe, dueño de la poderosa Pan American Airways, quien no quería competencia alguna en sus rutas vigentes. Sin embargo, consiguió que el gobierno de Colombia le otorgara la concesión para operar una ruta aérea entre Medellín y Turbo, según contrato incluido en la Ley 8 de enero de 1931, firmada por el presidente Enrique Olaya Herrera. Con esta concesión, Mejía, ahora apoyado por Trippe bajo la condición de operar unidos, fundó una línea aérea llamada Urabá-Medellín and Central Airways Inc. (UMCA).
Posteriormente, el gobierno de colombiano le otorgó permiso a UMCA para operar la ruta internacional partiendo de Panamá desde Cristóbal, siguiendo a Balboa, Turbo y Medellín. Este servicio de UMCA les daba la posibilidad a los pasajeros de hacer conexiones con la robusta red de Pan American Airways hacia el norte, incluyendo Miami y con la Pan American Grace Airways (PANAGRA), hacia el sur, incluyendo Santiago y Buenos Aires.
Para empezar sus viajes, la Pan American le cedió a la UMCA un avión dual (terrestre y anfibio) Sikorsky S-38, con matrícula NC145M, con capacidad para 7 pasajeros, equipajes y correo, bautizado con el nombre de Marichu, como se le decían cariñosamente a la hija menor de don Gonzalo. Charles Lindbergh, en plan propagandístico, vino hasta Medellín para el vuelo inaugural de la ruta Medellín-Turbo-Panamá en julio de 1932, designado por Trippe como su representante a la Pan American Airways y realizó varios recorridos de prueba, aunque no se conocen más datos de su estancia en la ciudad.