El paro magisterial además de ser válido y pertinente es justo en sus consideraciones sociales. Es justo, no solo porque la población y el Estado deban reconocer la importancia de la labor docente, sino porque una sociedad educada invierte la mayoría de sus activos en la educación de sus gentes. Este paro escolar está dejando más de 8.5 millones de niños sin estudiar, niños que en su gran mayoría son pobres o vulnerables y que necesitan de una buena educación. Además, el paro deja muchas familias confundidas que reclaman a la ministra Giha justicia y equidad educativa, porque la desatención escolar genera a todos contratiempos laborales.
Veamos qué es lo que pasa, la Federación Colombiana de Educadores (FECODE) ha establecido 4 puntos claves de negociación:
- Mejoramiento salarial. Basado en una premisa sencilla, los maestros en Colombia son mal remunerados. En promedio un licenciado gana $1.400.000 de los cuales le descuentan para salud y pensión el 8% de ley. De estos escasos recursos, debe pagar estudios pos-graduales que le permitan estar actualizado en materia pedagógica y disciplinar. Por ejemplo los maestros del estatuto nuevo 1278, que son unos 165 mil a nivel nacional ascienden a un mejor salario, solo sí ganan las pruebas y existe presupuesto para pagarles ese derecho adquirido.
- Atención en Salud. Las condiciones actuales de atención y hospitalización como en todo el país son precarias, hace unos meses el negocio de los consorcio en salud que atienden a los maestros está en vilo, porque el gobierno plantea una licitación para “mejorar” la prestación del servicio, pero todos sabemos y de forma sospechosa las fuerzas económicas y políticas que se mueven detrás de una contratación en la que los maestros de carne y hueso quedan sacrificados y vulnerados por el fuego cruzado de intereses lucrativos.
- Incentivos y apoyo académicos. El gobierno nacional, distrajo la opinión pública con las famosas becas de excelencia para que los educadores estudien maestrías, iniciativa que la desapareció, argumentando que estos recursos hay que focalizarlos en el proceso de paz, como si la paz no se construyera desde una educación con calidad, donde la inversión en formar a los maestros es fundamental.
- Jornada Única. Desde la política educativa “Colombia la más educada 2025” se dispuso la estrategia de aumentar a 8 horas las clases, lamentablemente aunque es una buena intención, carece de las condiciones para mejorar y dar un salto cualitativo al sistema educativo. Hay muchos asuntos que requieren mejoramiento por ejemplo la vieja infraestructura escolar, los ambientes de aprendizaje y las estrategias de acceso y permanencia de los niños, como lo es, la alimentación escolar. La falla radica en el diseño de la jornada, porque es más de lo mismo, más matemáticas, más lenguaje sin otra opción. Esto en sí mismo provoca deserción y fracaso escolar.
Es una lástima que el gobierno nacional trate tan mal a los edificadores y planificadores de la sociedad. Incumplir los acuerdos pactados en 2015 es otro abuso de un gobierno que miente. ¡Qué mala política desconocer la dignidad de los educadores que bastante bien le hacen a un país tan desigual! Por esto y otros asuntos más tiene total validez y sentido un paro maestro.