¿Cuál tendencia política tiene mayor posibilidad de crecimiento en el futuro inmediato?

¿Cuál tendencia política tiene mayor posibilidad de crecimiento en el futuro inmediato?

Tras las pasadas elecciones quedó más que claro el espectro en el que se mueve el país, pero ¿variará o se mantendrá?

Por: Tiberio Gutiérrez
julio 11, 2018
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¿Cuál tendencia política tiene mayor posibilidad de crecimiento en el futuro inmediato?
Foto: Pixabay

Una lectura juiciosa de los resultados electorales del 2018, tanto en primera como segunda vuelta, nos podría llevar a las siguientes consideraciones en relación con los posibles desarrollos políticos en el futuro inmediato de Colombia.

Por primera vez en el país las elecciones presidenciales mostraron, claramente delimitadas, las tres tendencias fundamentales del espectro político colombiano: la derecha, el “centro” y la izquierda, con sus representantes caracterizados, con sus respectivos programas de gobierno, y con su talante particular frente a la solución de los problemas del país.

En efecto, veamos algunas cifras que nos permiten comparar los resultados de la primera con la segunda vuelta, donde compitieron la derecha y la izquierda repartiéndose los votos del “centro” en las principales capitales del país.

Bogotá                        Petro       1.884.869                         Duque    1.447.685

B/quilla                       P-         242.473                                D-  191.485

Cali                             P-         446.477                                D- 352.766

Cartagena                   P-          176.421                                D- 130.644

B/manga                     D-           168.312                              P- 107.542

Cúcuta                        D-          250.405                                P- 47.204

Medellín                      D-           693.334                              P- 208.427

Como se puede ver, la izquierda gana en Bogotá, Cali, B/quilla y Cartagena; la derecha en B/manga, Cúcuta, y Medellín.

En la capital de la montaña, cuna del narcotráfico y del paramilitarismo, la relación entre la derecha y la izquierda no puede ser más elocuente: primera vuelta: Iván Duque-532.329; Sergio Fajardo-308.914; Gustavo Petro-77.397.

En la segunda vuelta los votos del “centro” se reparten ente la derecha, (180.000 votos), y la izquierda, (130.000 mil votos), quedando el Voto en Blanco, acaudillado por los promotores de la tendencia del “centro”, en una cifra políticamente insignificante, y aportando de hecho, en esta forma, 180.000 votos a la candidatura reaccionaria de la ultraderecha.

No obstante el dominio de la derecha en Antioquia, con un potencial de 4.726.629, donde votaron 2.617.658, el 55%; de los cuales la derecha sacó 1.367.745, 53%; el “centro”, 731.609, el 30%; y la izquierda, 238.440 votos, el 7%; podemos decir, entonces, que no obstante el dominio político de la “cultura paisa” hay un sentimiento democrático vacilante e indeciso, miedoso de los cambios progresistas, que apenas empieza a levantar cabeza con la nueva situación política creada por los Acuerdos de La Habana y del Teatro Colón.

Es decir, la tendencia política que salió fortalecida de las elecciones presidenciales es, sin ninguna duda, la izquierda democrática, y frente a la tendencia del “centro” y de la derecha, la que más posibilidades de desarrollo tiene en los próximos desenvolvimientos políticos.

Con el modelo de desarrollo capitalista neoliberal, al nuevo gobierno no le queda mucho campo de maniobra política para resolver los grandes problemas del campo y de la ciudad, por lo cual es previsible que acuda a la violencia y a la represión para resolver las demandas populares que se harán sentir en todas sus manifestaciones de lucha.

Por supuesto que hay que tener en cuenta para la política de alianzas en las elecciones locales y regionales del año entrante a la tendencia del “centro” que acaudilla Fajardo, con el fin de ganar alcaldías y gobernaciones, concejos y asambleas, para ir construyendo el bloque de poder popular de abajo, con base en un programa mínimo democrático que consulte los problemas más sentidas de la gente, como la desigualdad, la pobreza, el desempleo, la violencia, la movilidad, la vivienda digna, la informalidad, el acceso a la educación superior, la salud, la corrupción, el desplazamiento, la contaminación ambiental y el narcotráfico.

Hay que partir del carácter de las elecciones locales, que le dan un significado mucho más directo con los ciudadanos de los territorios, y donde las fuerzas del narcotráfico, la corrupción y del clientelismo hacen su agosto para poder llegar a la repartición del presupuesto y de los multimillonarios contratos municipales y departamentales.

Podemos decir que la izquierda se urbanizó en Colombia a partir de los acuerdos de La Habana y de las elecciones presidenciales. Dejó de ser un movimiento marginal para transformarse en un movimiento local y regional con grandes perspectivas de desarrollo. Eso sí, si somos capaces de trabajar unidos en la diversidad con base a un acuerdo sobre la fundamental, que no puede ser distinto a la defensa y desarrollo de los acuerdos de paz en las localidades y territorios, y a las reformas fundamentales que necesita el país.

En este sentido, el llamado bloque histórico de la izquierda democrática y popular tiene que unirse para poder jugar un papel protagónico en la coyuntura política del momento y estar en condiciones de aspirar a conducir mañana “la rebelión de las masas”.

Tiene que presentar listas unitarias a los concejos municipales y las asambleas departamentales que le permitan llevar voceros a los cuerpos colegiados para desenmascarar la podredumbre del régimen y proyectar acuerdos y ordenanzas que beneficien a las comunidades locales y regionales.

Obviamente tenemos que estar muy atentos a los desarrollos políticos de México, con López Obrador y de sus relaciones con Donald Trump; en Brasil con Lula da Silva; en Venezuela con Nicolás Maduro; en Bolivia con Evo Morales; países donde se define el futuro de los gobiernos democráticos, progresistas e independientes de América Latina.

 

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