Y bueno, ganó Juan Manuel; pero no ha ganado la paz. ¿cuál paz?
La paz no es amiga del abstencionismo, del egoísmo, la envidia y tampoco de la hipocresía de la que estamos hechos en Colombia. Todavía hay gente peleando por quien o no ganó. Es claro que esos de la política son cucarachos del mismo calabazo y poco o nada va a cambiar mientras solo se piense en lucro o en untarse de mermelada.
En Colombia nos quejamos por todo y poco o nada se hace. Solo hablamos y criticamos. Seguro que hoy todo el mundo se levantó, como de costumbre a enfrentarse a su propio mundo, desgraciado o afortunado y nadie tuvo que depender de la victoria del presidente para comer o hablar.
A la tierra la seguirán explotando. Los animales y los ríos seguirán muriendo. Juan Manuel seguirá vendiendo el país; ya vienen más firmas de TLC y continuará haciendo lobby por el mundo para que nos vayamos a otros países sin visa. Mantendrá vigente el circo en la Habana, entre otros shows. Y olvídense de ese cuento de que nos volveremos como Venezuela. Les recuerdo que nuestro jefe de Estado es estrato 47 y medio.
Respecto a Uribe, el colombiano más resentido del mundo, lo tenemos para rato y con mucho poder; allí en primera plana para el nuevo periodo del Congreso.
Mientras, 48 millones de colombianos (25 millones pobres) en la eterna guerra por el centavo, bajo la misma barca y el mismo sagrado corazón, pensando en el próximo festival del porro.
(Ojalá le cumplan a los campesinos y a las víctimas).
¡Feliz día!