Toda la vida se encuentra al revés. En la política renuncian o tienen que renunciar ministros mientras el presidente Duque lidera la pandemia por televisión. No debe tener tiempo de mucho más porque la peste le agarró ventaja y hasta en eso, está perdiendo puntos.
Ayer, entre muchas cosas salió en Las2Orillas que una posible candidata al Ministerio de Cultura es María Paz Gaviria. Ella ha vivido en el exterior como hija de expresidente y del secretario general de la inútil organización de la OEA. Al parecer, de salida de la Cámara de Comercio de la dirección de ArtBo, que fue también una gestión de contenido internacional. Las secciones nacionales de ArtBo fueron todas un fracaso con sus arte cámaras, antecámaras y recamáras que no cumplieron las expectativas a pesar del tiempo y el dinero invertidos. Viajes y más viajes para asistir a cada evento internacional, mientras lo nacional quedaba en manos de asistentes con asistentes. Todo resultó ser un ensayo fallido, que se creyó la expresidenta de la Cámara de Comercio, Mónica de Greiff. Pero valga la salvedad: se lo advertimos y se lo repetimos todos los años.
Se inventan despropósitos, mientras el Salón Nacional se muere, y los otros eventos culturales regionales se pierden en el camino.
Otro de los recientes desatinos fue el artículo “Los cuatro fantásticos” de Álvaro Medina en Lecturas, el suplemento cultural de El Tiempo. Alejandro Obregón, Cecilia Porras, Enrique Grau y Edgar Negret. Es cierto que algunos fueron pioneros del arte moderno. Pero pensar que Enrique Grau representa con su obra a la generación que buscó un mundo diferente al de la academia es una mentira. Grau adoraba a su abuela. Y sus amanerados cuadros son eso. Grau se perdió en la historia y sus cuadros jamás tendrán valor en el tiempo. Será un pintor local en decadencia, y ya. Ahora, existe la Fundación Grau en su casa en Bogotá que repite sin pudor sus esculturas de prostitutas en paños menores en cualquier tamaño y las vende para pagar salarios. También arriendan los espacios de su casa-fundación con mismo y simple criterio económico de sobrevivir sin historia. Grau no fue nunca un grande, pero sí fue acogido por damas de la élite bogotana. Lástima por ellas, porque después de todo, se retrataba a sí mismo.
Alejandro Obregón y Edgar Negret sí fueron verdaderos creadores. Obregón con su paisaje americano y Edgar Negret con su geometría precolombina. El problema de hoy es que pululan obras falsas. Negret hasta tiene galería en un centro comercial. Pobre maestro. Y Cecilia Porras ha sido un invento creativo de los últimos años. Esa historia de Colombia que repite Medina es lo mismo que se ha dicho siempre. El problema actual es un mercado donde los inversionistas amantes del arte compran “gato por liebre”.