Para elegir popularmente alcaldes locales no sólo hay que reformar la constitución, sino las funciones, porque paradójicamente si las elecciones fueran mañana, habría que nombrar funcionarios que hagan con otro nombre lo que hoy hacen esos mismos alcaldes locales.
En la actualidad los Alcaldes Locales de Bogotá (AL) son funcionarios de cuarto nivel, después del Alcalde mayor, el Secretario de Gobierno y el subsecretario de asuntos locales. Pero tienen una característica que es la que anima a los políticos, manejan un presupuesto de entre $8 mil y $ 42 mil millones de pesos al año, resultado del 10% del presupuesto del Distrito que hay que destinar a las 20 localidades según la población y las necesidades básicas insatisfechas.
De los Fondos de Desarrollo Local sale la plata para las vías y andenes locales, subsidios, sudaderas y recreación para los adultos mayores, para sembrar árboles, dotar colegios, hacer conciertos, dar regalos a los niños, dar refrigerios para las actividades de la alcaldía, antes se dotaba a la policía, etc. Como se puede imaginar el lector, con eso es que se hace política en los barrios, porque el presupuesto es un documento que elaboran el alcalde y los ediles, y ningún edil va a invertir en un territorio que vota por otro. La palabra clave aquí es gobernabilidad. Podría pensarse entonces que la elección popular haría más transparente la inversión. La respuesta es no. De un lado, porque la inversión que hacen los FDL no es complementaria con la que hace el resto del Distrito y por lo tanto es prescindible y del otro, existiendo más o menos 50 instancias de participación (40 y tantos consejos consultivos, cabildos, encuentros ciudadanos, etc), la ciudadanía participa muy poco. Y si no se participa en cuarenta años, no lo va a hacer de la noche a la mañana.
El grueso de inversión que hoy ejecutan las localidades lo deberían hacer los sectores que tienen los expertos y la competencia, Ejemplos: La inversión en siembra de árboles (el jardín botánico), vías -.IDU- , acueductos de aguas lluvias –EEAB, subsidio al adulto mayor y comedores comunitarios – integración social., saneamiento básico -UAESP, etc.
¿Qué queda?. Pues la inversión en descongestión en procesos de espacio público, difusión del POT, operativos de pesas y medidas, ruido, etc. es decir, lo de seguridad y convivencia que era la misión original de las alcaldías menores, o en el lenguaje del plan, la gestión pública.
Lo que hay que hacer primero es devolver la inversión de los Fondos de Desarrollo Local a quién corresponde, para que se haga de acuerdo a criterios técnicos, como se hizo con la dotación de la policía, salud, acueducto, etc. En lugar de crear pequeñas secretarías en cada localidad (para lo cual no sólo no alcanza el presupuesto, sino que es absolutamente innecesario), y después fortalecer las funciones en seguridad y convivencia del Alcalde Local que buena falta hacen.
Antes de discutir cómo se nombran los Alcaldes Locales hay que definir qué van a hacer y a partir de ahí discutir que tan independientes debe ser.